Yacimiento arqueológico del Castellot
El yacimiento del Castellot se ha podido excavar y rehabilitar gracias a la confluencia de los de diferentes instituciones interesadas en el mundo ceretano y en la romanización de la comarca: principalmente el Ayuntamiento de Bolvir, como entidad que hoy lo promueve y lo financia, el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, a traves de diversas subvenciones i ayudas, y la Universitat Autònoma de Barcelona, que avala el proyecto científicamente a través de su Departamento de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media. También ha contado con la ayuda del Museu Cerdà, y el apoyo institucional del Consejo Comarcal de la Cerdanya, así como la aportación de diferentes empresas privadas dedicadas al patrimonio cultural.
Hasta el momento se han identificado cuatro fases de ocupación: una primera del Bronce Final y Primer Hierro (siglos IX-V aC), seguida de una fase ceretano-ibérica (inicio s. IV aC%uno2013medios II aC), que tiene una importante remodelación en época romana republicana (de mediados del siglo II aC al tercer cuarto de s. I aC), y culminada por una fase altomedieval (siglos X y XII).
El yacimiento es visitable en todo el perímetro excavado, siguiendo un itinerario con diferentes carteles explicativos sobre la muralla, la organización urbana y los diferentes periodos documentados en el yacimiento.
Aparte de una primera fase del Bronce Final y del Primer Hierro de documentación muy débil, la ocupación humana del lugar parece que tendría su origen en un oppidum , construido ex novo en medio de la llanura, de filiación ceretana y ocupado a partir del s. IV aC, momento en el cual ya se construyó una muralla en la parte frontal para proteger la colina por la zona de mediodía, la más fácilmente accesible. En el interior se han podido individualizar 16 unidades domésticas, que se distribuyen apoyándose en el frente amuralaldo o en el límite topográfico de la pequeña meseta. Todas ellas cuentan con dos ámbitos, un primero que actuaría de antesala, y uno en la parte posterior que tendría usos de sala y de carácter habitacional y familiar.
Esta construcción ceretano-ibérica fue transformada, a mediados del S. II aC por una gran remodelación en el sector meridional del cinturón defensivo, cuando la muralla preexistente se desmontó en un tramo de más de 20 m. de longitud, y se construyeron en él dos torres y un baluarte. Las nuevas estructuras, que muestran un menaje muy diferente, dotaron de mayor solidez el conjunto, reforzando la monumental entrada. Además, buena parte de las unidades domésticas del interior también fueron remodelados, quedando englobados dentro de unos edificios polifuncionales de entre 100 y 220m2. Todas estas nuevas estructuras siguen mayoritariamente unos parámetros métricos de carácter romano, puesto que presentan unas proporciones relacionadas con la pertiga o decempeda.
Una vez abandonado el asentamiento, no es hasta el S. X cuando se vuelve a ocupar construyendo un villorrio fortificado. Consta de una muralla perimetral que lo rodea y defiende, y también de una torre de planta cuadrangular ubicada en el ángulo sudoccidental, con una clara funcionalidad de control territorial. En el interior y hasta día de hoy se han podido identificar quince unidades domésticas, las cuales pueden contar entre una y cuatro habitaciones. La mayoría de las estructuras de este momento están realizadas con la técnica del opus spicatum.