Accede al contenido principal
Universitat Autònoma de Barcelona
Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB)

La tasa de pobreza extrema en China aumentó con las reformas capitalistas

14 jul 2023
Compartir por WhatsApp Compartir por e-mail

Un nuevo estudio del ICTA-UAB contradice la creencia generalizada de que las reformas capitalistas de China mejoraron el acceso a los bienes esenciales durante la década de 1990.

POBRESA EXTREMA XINA

Aseguran que las políticas basadas en el mercado y la privatización pueden amenazar la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades básicas.

Existe la creencia generalizada de que la economía socialista de China tenía tasas relativamente altas de pobreza extrema, mientras que las reformas capitalistas de los años 80 y 90 lograron un rápido progreso, con un descenso de la pobreza extrema del 88 % en 1981 a cero en 2018. 

Esta creencia ha sido cuestionada por un proyecto de investigación realizado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) en colaboración con la Universidad Macquarie de Australia y la Universidad de Maastrich de los Países Bajos. Los investigadores señalan que los datos utilizados para hacer estas afirmaciones se basan en el umbral de pobreza extrema establecido por el Banco Mundial en 1,90 dólares al día (PPA de 2011). Sin embargo, en los últimos años, el método del Banco Mundial ha sido objeto de continuas críticas, ya que no tiene en cuenta el coste de satisfacer las necesidades básicas, que varía entre países y a lo largo del tiempo, incluso cuando se mide en términos de PPA.

Para corregirlo, los investigadores Jason Hickel del ICTA-UAB, Dylan Sullivan de la Universidad Macquarie y Michalis Moatsos, de la Universidad de Maastrich, revisaron los datos sobre el porcentaje de la población que no puede permitirse una cesta básica de subsistencia, según datos publicados recientemente por la OCDE. Los investigadores muestran que, entre los años 1981 y 1990, cuando muchos de los sistemas socialistas de aprovisionamiento de China aún estaban en vigor, la tasa de pobreza extrema de China solo rondaba el 5,6 %, con niveles sustancialmente más bajos que economías capitalistas de tamaño e ingresos comparables en aquel momento como India (con el 51 %), Indonesia (36,5 %) o Brasil (29,5 %). Esto se debe a que el sistema chino de control de precios y subsidios a la alimentación y la vivienda mantuvo a niveles bajos el coste de las necesidades básicas en relación con los precios de toda la economía y con los ingresos de la clase trabajadora.

Los investigadores descubrieron que los resultados relativamente buenos de China en materia de pobreza durante el periodo socialista son coherentes con sus resultados obtenidos en una serie de indicadores sociales, como la esperanza de vida, la mortalidad infantil, la tasa de mortalidad por malnutrición y saneamiento deficiente, la media de años de escolarización y el acceso a la electricidad. 

Además, los investigadores descubrieron que la pobreza extrema en China aumentó durante las reformas capitalistas de la década de 1990, alcanzando un máximo del 68 % en 1995, ya que la privatización de los sistemas públicos de abastecimiento de China provocó el aumento del precio de los bienes esenciales. Aunque el acceso a las necesidades básicas se recuperó durante la década de 2000, las estimaciones aproximadas para 2018 sugieren que la tasa de pobreza extrema se mantiene aproximadamente en el mismo nivel que durante la década de 1980. 

El autor principal del estudio, Sullivan, declaró que “esta investigación tiene importantes implicaciones para los responsables políticos y el sector del desarrollo. Nuestras conclusiones sugieren que las políticas socialistas de aprovisionamiento público, subvenciones y control de precios pueden ser eficaces para reducir o prevenir la pobreza extrema. Mientras tanto, las políticas basadas en el mercado y la privatización pueden amenazar la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades básicas". 

Esta investigación también sugiere que el rápido crecimiento económico y las mejoras en los ingresos, por muy importantes que puedan ser en muchos contextos, no pueden depender de la reducción de la pobreza extrema. La experiencia de China durante la década de 1990 sugiere que el crecimiento económico puede producirse simultáneamente con un aumento de la pobreza extrema en condiciones de privatización y mercantilización. Para Hickel, "cuando se trata de reducir la pobreza extrema en los países de renta baja, mejorar el acceso de la población a los servicios públicos y las garantías sociales es al menos tan importante como aumentar la capacidad productiva".

Los autores señalan que, según los datos sobre el coste de las necesidades básicas que examinan, los gobiernos del mundo no consiguieron alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, es decir, reducir a la mitad el porcentaje de personas en situación de pobreza extrema entre 1990 y 2015. Para Moatsos, esto representa "un desajuste entre los objetivos globales y la eficacia de la gobernanza económica mundial", y sugiere que "se necesitan nuevos enfoques políticos para erradicar la pobreza extrema para todas las personas en todas partes".

Artículo de referencia
Sullivan D., Moatsos, M., & Hickel, J. «Capitalist reforms and extreme poverty in China: unprecedented progress or income deflation?» New Political Economy. (2023) https://doi.org/10.1080/13563467.2023.2217087

Dentro de