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Nuestra investigación publicada en la revista Icarus ha indicado que el meteoro FH1, observado por múltiples estaciones de la Red de Bolas de Fuego Finlandesa (FFN), era una roca de naturaleza asteroidal que impactó contra la Tierra siguiendo una órbita hiperbólica. Esto podría ser un indicativo de una procedencia extrasolar. Sin embargo, la trayectoria de FH1 habría sufrido una perturbación gravitacional hace 80.000 años cuando la estrella binaria Scholz atravesó la Nube de Oort. Esta es la región más exterior de nuestro sistema solar considerada como una fuente de cometas. 

Consecuentemente, FH1, desviado hacia la región planetaria, concluyó su viaje espacial al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, generando un fenómeno conocido como meteoro rozador. Este evento, caracterizado por una trayectoria casi paralela a la superficie de la Tierra y una velocidad hipersónica, dibujó una traza luminosa en el cielo de Finlandia el 23 de octubre de 2022 mientras se desintegraba. Gracias a los vídeos que lo capturaron, fue estudiado por la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (SPMN-CSIC) que coordina el Prof. Josep M. Trigo-Rodríguez desde el Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC).

En este trabajo, que hemos llevado a cabo los investigadores Eloy Peña-Asensio (ICE-CSIC, UAB), Josep M. Trigo-Rodríguez (ICE-CSIC, IEEC), Albert Rimola (UAB) y colaboradores de la Universidad de Helsinki y del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), también exploramos otros eventos registrados por satélites y publicados por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS). Aunque identificamos 6 bolas de fuego con trayectorias hiperbólicas, notamos una agrupación de inclinaciones orbitales inusualmente próxima a la eclíptica para una población interestelar, la cual se espera que sea aleatoria. Un caso destacado en nuestros hallazgos es el del superbólido IM2 de naturaleza no cometaria, detectado el 9 de marzo de 2017, cuya trayectoria podría también estar relacionada con el paso cercano de Scholz. Cabe destacar que todavía no existe un consenso dentro de la comunidad científica sobre la existencia de meteoros de origen interestelar.

La procedencia "local" de FH1 e IM2 podría modificar sustancialmente nuestra comprensión de la Nube de Oort. La composición asteroidal de estos impactadores plantea un desafío a los modelos actuales sobre la evolución del sistema solar. Los resultados de nuestro estudio apoyan la hipótesis de que estrellas próximas u otros objetos masivos podrían ser fuentes de proyectiles hiperbólicos que impactan la Tierra. Por lo tanto, subrayamos la importancia de realizar un análisis exhaustivo de los meteoros hiperbólicos antes de atribuirles un origen interestelar.