Las chicas de clases populares y los poderes en el campo de la educación
El aparente mayor éxito escolar de las jóvenes en la mayoría de niveles educativos enmascara la permanencia de dificultades y de exclusiones que todavía viven las chicas a su paso por la escuela. Así mismo, las y los jóvenes de clases trabajadoras, ahora ya de diversos orígenes en un contexto de viejas y nuevas migraciones como Cataluña, sufren un mayor fracaso escolar y una peor inserción laboral en relación con su nivel de estudios y en comparación con el resto de clases sociales. Sin embargo, pocos estudios se han planteado qué tipo de experiencia escolar se desarrolla en las periferias urbanas para las clases trabajadoras actuales.
Tras más de 10 años de un sistema educativo que ha ampliado sin precedentes el acceso a la educación de las clases trabajadoras y que ha coincidido con un avance de la participación de las mujeres en la educación superior, es relevante conocer a fondo cómo se construyen las identidades académicas, sociales y de género de las chicas en los contextos de las periferias urbanas, contextos que también han experimentado grandes transformaciones, en sus oportunidades y en su composición sociocultural.
Esta tesis se basa en una etnografía en la que se ha seguido a una cohorte de chicas y chicos de clases trabajadoras de diversos orígenes escolarizados en un curso de Tercero de ESO de un centro público de una ciudad de la periferia de Barcelona. El abordaje etnográfico se llevó a cabo durante un curso escolar, desarrollando un ulterior seguimiento de una muestra significativa de chicas durante los tres cursos siguientes. La investigación incorpora las teorías feministas sobre género y educación, los estudios de las subculturas femeninas de clase trabajadora y las investigaciones sobre identidades de jóvenes de minorías y escuela de la antropología y la sociología de la educación. Desde una perspectiva de género, se aborda la tensión entre los límites y las oportunidades que la escuela aparentemente ofrece a las chicas de clase trabajadora y de minorías. Se analizan sus experiencias escolares y sociales, las prácticas discursivas de profesorado y del alumnado, las tecnologías disciplinarias y los mecanismos escolares de organización del alumnado, así como su impacto en sus identidades en construcción.
La tesis reconstruye la experiencia cotidiana en la escuela desde la perspectiva de las alumnas y de los alumnos, y expone cómo suceden algunos procesos intuidos o explorados teóricamente en otras investigaciones, planteando nuevas cuestiones y su complejidad. Entre otras cosas, muestra las siguientes: la creación de un orden escolar discriminatorio en el que se produce la selección escolar de una minoría a costa de la desvinculación escolar del resto, implícitamente esperada, a partir de procesos de separación y segregación que sólo aparentemente responden a la diversidad de niveles de rendimiento del alumnado. Se crea una asociación simbólica entre la diversidad cultural y la incompetencia académica que legitima las ya desiguales relaciones interétnicas del entorno y crea las condiciones para relaciones entre iguales basadas en la hostilidad hacia los chicos y chicas de origen extranjero. La construcción de las identidades de las jóvenes, especialmente las autóctonas, se produce entre las desiguales relaciones de género –ya que siguen siendo evaluadas por su cuerpo e invisibilizadas por los chicos- y la centralidad y la legitimidad de lo masculino en la vida cotidiana de la escuela, la valoración diversa de sus respuestas a las exigencias escolares del profesorado, sus aspiraciones incondicionales de tener un trabajo remunerado que vaya más allá de la vida de sus madres y los discursos que censuran la identidad femenina de clase trabajadora y su sexualidad cuando se presenta de forma activa y contestataria. Estos procesos conducen a la legitimación de una identidad ideal de estudiante invisible y silencioso, ni participativo ni activo, que afecta a chicos y chicas de secundaria pero que en las jóvenes aparece vinculado al control de sus cuerpos y sus sexualidades. Emergen grupos de iguales de chicas que contestan la jerarquización de la estructura escolar y la subordinación de clase y de género con una fuerte amistad intra-grupo y el ejercicio del poder sobre sus iguales, en los que se localizan chicas que utilizan la escolarización como instrumento para vencer los límites de género familiares. Además, entre las jóvenes de minorías, su desvinculación escolar se da principalmente por la exclusión de las redes de popularidad social y la hostilidad verbal y física de sus iguales autóctonos que incrementa su ya previa experiencia de descenso social. Esta desvinculación les resta posibilidades de éxito escolar a pesar de tener, entre las chicas, mayores aspiraciones que sus iguales varones.
Los resultados obtenidos indican que la escuela de la periferia produce nuevas e interiorizadas desigualdades para la mayoría de su alumnado aunque consigue el éxito para un grupo seleccionado, que no sólo no coincide de forma plena con el alumnado con mayores expectativas, sino tampoco con el alumnado que muestra inicialmente mayor potencial, muy especialmente en el caso de las chicas: de los 80 estudiantes que compusieron la cohorte inicial, sólo 11 llegaron a terminar bachillerato, y sólo 3 fueron chicas. Se produce, finalmente, una progresiva e involuntaria pérdida de poder de las chicas de clase trabajadora fuertes y asertivas, una invisibilidad de sus procesos escolares y sociales de exclusión, y una selección escolar que produce un frágil éxito en las jóvenes que consiguen acceder a estudios post-obligatorios, ante un mercado laboral en el que sólo una escolarización mucho mayor que la de sus padres les puede garantizar cierta movilidad social a largo plazo por esta compleja vía.
Referencias
Tesis doctoral "Chicas y poder en la escuela. Identidades académicas, sociales y de género entre jóvenes de la periferia", presentada por Maribel Ponferrada Arteaga y dirigida por la doctora Silvia Carrasco Pons.