La reconstrucción histórica de la Mataró premedieval
Las raíces de la ciudad de Mataró se encuentran en el oppidum civium romanorun de Iluro de Plinio (III, 98), después Alarona. Se fundó en la primera mitad del s. I aC, con el asentamiento de itálicos, legionarios desmovilizados e indígenas adictos al nuevo orden, repartiéndolos en ella el ager para su cultivo. Su evolución, hasta la etapa visigoda, es bastante conocida a través de los testimonios generados por la investigación arqueológica. El período menos conocido es el que corresponde a la Antigüedad Tardía en general por la poca información disponible, particularmente de la época andalusí.
Este período entre la tetrarquía y los carolingios, viene determinado por unos periodos de cambios profundos que desembocaron en la organización del actual territorio, en un principio denominado Marítima que venía a sustituir al de la antigua civitas de Iluro, el nombre de la que aún persistió dos siglos más con el de la iglesia documentada "parrochie st. Marie de Civitas Fract que dicitur Alarona..." (Cartoral Sant Cugat del Vallès, f. 317, doc. 949) sucesora del antiguo templo paleocristiano.
Se trata de un período, que hasta el año 1958 se encontró marginado de la historia de estas tierras, pero gracias al hallazgo de la necrópolis paleocristiana, del siglo VI dC situada en el entorno de la actual basílica de Santa María de Mataró quedaba patente, que en este territorio, en general, hubo vida activa más allá del turbulento siglo III dC, lo que ha venido ratificado con la excavación posterior del Cardo Maximus (1) y de varias fosas urbanas (2) y rurales, a parte de otras excavaciones hechas en todo el Maresme (3).
En el lugar donde este proceso se ve con más nitidez es en la calle del Carreró núm. 49 de Mataró donde ha aparecido un yacimiento con fosas tardías sobre silos precedentes. En los silos se han exhumado materiales tardíos como cerámica: TSA D Hayes 93 y ánfora oriental Keay LV / LRA 1, de principios del siglo VI dC. En cambio en las fosas ha aparecido: TSA D Hayes 91D, 93b, 96, 99A, 102, 103 y 104A y, ánfora Keay LV y LVII, muchos de estos materiales con cronología tardía del siglo VI y de la primera mitad del siglo VII dC.
En el ámbito rural, en el área de la civitas, se llevan contabilizados 61 establecimientos tardíos, con una extensión de 1673 iugera por unidad y término medio, con lo que ya se ve un proceso de concentración de la propiedad en fundi. Con el hallazgo, por todo el territorio, de: cerámica TSA D, DSP y TS lucente, así como lumbreras tardías norteafricanas, ánforas ebusitanas, sur-hispánicas, orientales pero sobre todo africanas, se manifiesta un comercio con diferentes lugares de la Imperio.
El cristianismo, a partir del siglo V dC, se hace presente con hallazgos diversas como: crismones y cruces sobre cerámica, un fragmento de vaso de vidrio con el nombre impreso del apóstol PETRVS con su imagen estereotipada, fragmentos de mensae, posibles oratorios y vestigios del templo de Santa María de Alarona con su necrópolis antes mencionada.
Los hallazgos del periodo visigótico corresponden a la cultura material de tradición romana, sólo algún elemento descontextualizado, como alguna hebilla, que se pueden adjudicar a la cultura visigoda. Sobre la etapa de al-Andalus (713/14-801) no existe ningún testigo material, sólo escritos indirectos de carácter general, principalmente, de historiadores, cronistas o geógrafos musulmanes y alguno cristiano, a través de los cuales, y con cautela, permite responder a preguntas como:
- ¿La ocupación islámica fue pactada o forzada?
- ¿Qué sucedió con la población autóctona?
- ¿Cuál fue el rol de la Iglesia católica?
- ¿Se deben considerar las tesis catastrofistas de historiadores como H. Pirenne o P. Bonnassie, o no?
Los carolingios ocuparon Girona en el año 785 y Alarona y Barcelona en 801, entre estas dos fechas es cuando se partió el antiguo territorio de la civitas de Iluro en dos pagi: el Gerundensis y el Barchinonensi, Sin embargo, la civitas ya se había fraccionado anteriormente a través de los fundi, a partir de los cuales salieron varios vici, los cuales fueron el embrión de las futuras parroquie y termini que serían el origen de muchos pueblos actuales del Maresme.
Esta etapa más tardía, hasta hace poco, ha sido muy difícil identificarla por falta de testigos fehacientes pero, últimamente ya se dispone de algún fósil director como la cerámica tosca gris de fabricación local exhumada en registros tardo-romanos y altomedievales, así así como los restos necrológicas, como las recientes de la antigua zona deportiva de Vilassar de Dalt o de Cal Guardià de Argentona, en principio, ambos elementos nos documentan este oscuro periodo andalusí y nos introducen al ya documentado período carolingio.
Referencias
(1) Cerdà et alii, 1997. El Cardo Maximus de la civitas romana d’Iluro (Hispania Tarraconense). Laietània 10. Museo de Mataró
(2) Cela, Revilla, 2004. La transició del municipium d’Illuro a Alarona. Cultura material i transformacions d’un espai urbà entre els segles V i VII dC. Laietània, 15. Museo de Mataró.
(3) Bonamusa, 2010. De la civitas d’Iluro a Alarona (Mataró, Barcelona). Entre la tetrarquia i els carolingis. Tesis doctoral. Inédita.