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Los ojos comunican mucho más de lo que se cree. Se sabe que los ojos desempeñan un papel crucial en la comunicación no verbal, incluidos los estados psicológicos. Pero existe un debate científico sobre hasta qué punto se perciben las emociones en los ojos y también sobre cuáles son los atributos concretos de estos órganos que contribuyen en los procesos de percepción.

Los resultados empíricos sugieren que el tamaño de los ojos podría ser un indicador clave de algunas emociones, y que esta característica podría modificar la intensidad de las señales emocionales proporcionadas por el rostro en su conjunto. Se ha observado que los ojos más grandes intensifican la percepción de la felicidad en rostros felices, y también la percepción de enfado en rostros enfadados. Según las teorías de la evolución, las caras neutrales con ojos más grandes también pueden considerarse más intensas que aquellas con ojos más pequeños.

La hipótesis de que el tamaño de los ojos intensifica los signos faciales de las emocionales también establece el supuesto de que las emociones se procesan de manera holística, y que las expresiones emocionales se descifran entendiendo el rostro como un compendio de piezas que deben mirarse como un todo. Sin embargo, los resultados empíricos disponibles son inciertos y en algunos casos inconsistentes.

Un estudio realizado por la estudiante de Psicología Alanís Esté Jaloveckas, bajo la dirección de la profesora Roser Granero (catedrática del Departamento de Psicobiología y Metodología), tuvo como objetivo examinar la relación entre el tamaño de los ojos y la expresión emocional facial con la intensidad y el atractivo percibidos. Además, el estudio exploró el potencial papel moderador del género y la edad de los evaluadores. La muestra incluyó N=63 participantes (hombres y mujeres, de 18 a 35 años), que calificaron el atractivo y la intensidad emocional de imágenes que mostraban rostros de mujeres emocionalmente expresivos, con tamaños de ojos manipulados digitalmente (15% más pequeños, sin cambios, o 15% más grandes).

Los resultados referidos a la intensidad percibida de las emociones mostraron una interacción con el género de los participantes: para los hombres se identificaron diferencias comparando ojos disminuidos en tamaño, frente ojos sin modificar y ojos aumentados; para las mujeres, únicamente se observaron diferencias al comparar los ojos sin modificar tamaño versus los ojos con tamaño agrandado. No se observó interacción entre género y tipo de emoción. Por otro lado, los resultados del estudio realizado mostraron que la emoción percibida como más intensa fue el miedo, y la más atractiva la felicidad. Los rostros neutros fueron percibidos con menor intensidad. Estos resultados fueron invariantes según el grupo de edad. Tampoco se observaron interacciones con la edad y el género en el análisis de la percepción del grado de atractivo.

En conclusión, esta investigación evidencia que el tamaño de los ojos juega un papel importante en la comunicación de las emociones. Los ojos más grandes parecen intensificar y hacer más atractivas las emociones, y este fenómeno podría interpretarse como un propósito evolutivo. Esta interpretación es consistente con la teoría propuesta por Both Glocker et al. (2009), que sugieren que el sistema mesocorticolímbico es el mecanismo neurofisiológico por el cual el esquema del bebé promueve el cuidado humano, independientemente del parentesco. Los resultados de este estudio también son consistentes con otras hipótesis empíricas previas, que han sugerido que ojos más grandes aumentan las posibilidades de supervivencia al aumentar tanto la intensidad de la emoción mostrada como el atractivo de la cara (fenómeno aplicable también a la edad adulta).