Los jóvenes españoles, entre los menos aislados socialmente de la UE

Foto estudiants a la gespa del campus

El estudio Las relaciones personales de los jóvenes con su entorno compara la sociabilidad de los jóvenes españoles con la del resto de la Unión Europea (UE) y analiza los factores de desigualdad que agravan el aislamiento social. El profesor de la UAB, Joan-Miquel Verd, investigador principal del estudio, publicado dentro del dosier Jóvenes, oportunidades y futuros del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”, cuenta por qué el contexto social y cultural español influye positivamente en la salud mental de la población juvenil.

12/08/2024

Tradicionalmente se ha asociado el aislamiento social y la soledad no deseada a las personas mayores. Sin embargo, en las últimas décadas la demografía de la soledad ha cambiado. Y el motivo principal es una evolución de las sociedades occidentales marcada por la individualización de las relaciones y el debilitamiento de los vínculos comunitarios.

En todo el mundo, el aislamiento social de los jóvenes se ha convertido en una preocupación de la sociedad. Sus efectos en la juventud son diversos y complejos: afecta a su salud mental y física, a su desarrollo social y emocional, y a su rendimiento académico o laboral. De ahí la importancia del estudio Las relaciones personales de los jóvenes con su entorno, un trabajo realizado por Joan-Miquel Verd, Mireia Bolíbar y Joan Rodríguez-Soler, del Centre d’Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball de la Universitat Autònoma de Barcelona junto con Rita Gouveia del Instituto de Ciências Sociais de la Universidad de Lisboa, publicado dentro del dosier Jóvenes, oportunidades y futuros del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.

«En el estudio, nos hemos centrado en descubrir qué implica el aislamiento social objetivo: con quién se relacionan los jóvenes, y con qué frecuencia y qué factores influyen en que lo hagan más o menos», explica el profesor Joan-Miquel Verd.

Estas relaciones sociales pueden llegar a determinar el acceso de los jóvenes a recursos materiales —como, por ejemplo, el apoyo económico procedente de la familia—, afectar al desarrollo de su trayectoria vital y tener un fuerte impacto en su bienestar emocional.

Los datos utilizados en la investigación provienen de la Encuesta Social Europea de 2020-2022; números pospandemia que nos proporcionan una esclarecedora imagen de la situación actual.

Los jóvenes españoles, entre los menos aislados de la UE

Según el estudio realizado por Verd y su equipo de investigación, la sociabilidad de los jóvenes españoles es más rica que la media europea. Tienen un mayor número de relaciones personales fuertes e interactúan con amigos, compañeros o familia de forma ligeramente más frecuente.

Pero «uno de los datos más significativos del estudio», señala Verd, «es que se sitúan a la cabeza de la UE, por encima de Grecia y Portugal, en cuanto a proximidad afectiva con sus progenitores». Como reflejan los siguientes gráficos, un 56,6 % declara sentirse extremadamente próximo a sus padres y un 70,6 % interacciona con ellos al menos una vez al día; frente al 37,9 % y el 49,2 % de la media europea, respectivamente.

El profesor destaca también otros hallazgos como, por ejemplo, que factores de desigualdad como el hecho de ser mujer, no tener empleo o ser de origen extranjero agravan el aislamiento. Vivir en un hogar con alta vulnerabilidad económica, ser desempleado de larga duración y tener progenitores con una categoría ocupacional baja son las situaciones que más aislamiento social generan entre los jóvenes de la UE.

«De todos modos», aclara Verd, «es interesante señalar algunos patrones diferenciados en relación con la media europea. Por ejemplo, las chicas están más aisladas que los chicos a nivel europeo, pero en España son los chicos los que están más aislados que las chicas, y no lo están tanto como la media europea. Además, los jóvenes españoles con los perfiles más vulnerables no están tan aislados como en el resto de la UE, excepto en el caso de las personas de origen extranjero». En total, en España, solo un 9,1 % de los jóvenes sufre cierto aislamiento social, respecto al 12,4 % de la media europea. Por lo tanto, la mayor sociabilidad de los jóvenes del sur de Europa y su mayor contacto con la familia amortiguan sutilmente el aislamiento y tienen efectos positivos en su salud mental.

El impacto de la pandemia en el aislamiento, algo a reconsiderar

La pandemia de covid-19 fue un golpe durísimo para los jóvenes. Según Joan-Miquel Verd, su demanda de consultas con profesionales de la psicología aumentó significativamente, pero el profesor señala que, en el fondo, la menor sociabilidad de las personas entre 18 y 35 años era algo que ya se venía labrando desde hacía años. «El contexto actual tiende a individualizar y mercantilizarlo todo, incluso los espacios de ocio», apunta el experto. «Este proceso era algo que venía de antes de la pandemia e influye decisivamente en el aislamiento de las personas con menos recursos, que no tienen dinero ni para poder ir con sus amigos a tomar algo».

La importancia creciente de los móviles en nuestra vida también ha sido señalada por múltiples estudios como uno de los motivos de la merma de nuestras relaciones personales, especialmente tras la pandemia. No obstante, el profesor estima que en general se ha exagerado su impacto: «Una cosa es la adicción al móvil, que puede tener un carácter patológico, y otra que el uso del móvil genere aislamiento social».

El equipo de Joan-Miquel Verd ha podido constatar en otros estudios que tener una red amplia de relaciones virtuales o de interacción virtual puede compensar en cierta medida la falta de interacción cara a cara, aunque no la sustituya: «Si tienes un buen número de relaciones en persona, la digitalización te ayuda a mantenerte en contacto con esa red. El problema surge cuando no la tienes y además estás desempleado o tienes pocos recursos económicos o eres inmigrante porque, al tener una red menor o inexistente, corres el riesgo de pasarte todo el día en Internet construyendo una red ficticia de conexiones».

Las implicaciones de nuestro modelo familista

La proximidad afectiva a los progenitores se puede vincular con el modelo «familista» de bienestar que existe en España. Esto quiere decir que la familia juega un papel muy importante en España y que incluso puede llegar a sustituir el papel que el Estado tiene en otros países. «Esa idea de que la familia va a ayudarte toda la vida es muy mediterránea», declara el experto. «En los países del sur de Europa no existen las prestaciones sociales para emanciparse, mantenerse y encontrar una vivienda que ofrece el Estado en los países del norte. Esto obliga a que ese apoyo lo tenga que prestar la familia». 

Sin embargo, no todas las familias pueden ofrecer ese tipo de recursos a sus hijos, lo que ahonda las desigualdades sociales de partida y provoca que los jóvenes más vulnerables tarden más en emanciparse. Según datos de Eurostat (2022), en España los jóvenes se emancipan de media a los 30,3 años, mientras que en el conjunto de la UE lo hacen a los 26,4 años. «Por muy bien que se lleven con sus padres, muchos de estos jóvenes desearían ser independientes y eso termina provocándoles malestar emocional», asegura Verd.

Según el investigador, esta mayor dependencia del entorno familiar debe ser compensada con medidas que mejoren el capital social de los jóvenes. «Deberíamos desindividualizar y desmercantilizar el ocio», reclama Verd. «Podríamos, por ejemplo, poner más espacios de interacción abiertos y gratuitos a disposición de los jóvenes y organizar conciertos u otras actividades para que los jóvenes puedan relacionarse entre ellos sin necesidad de pagar». Es algo que fuera de las grandes ciudades es más habitual, y eso se nota en que el sentimiento de soledad no deseada en los entornos no urbanos es más bajo que en los entornos urbanos».

Por otro lado, el experto defiende el papel de los programas de acompañamiento, mentoría y dinamización de carácter colectivo, en especial para personas inmigrantes recién llegadas, ya que contribuyen a que estas personas puedan salir de su entorno y reducir su aislamiento.

Por último, Joan-Miquel Verd apunta que sería recomendable que tanto las personas jóvenes como quienes trabajan con este colectivo adquieran consciencia de la importancia de las redes personales más allá de la familia como fuente de recursos para una vida plena, ya que estos lazos fuertes son los que más apoyo, sobre todo emocional, suelen proporcionar. Como se puede apreciar en el siguiente gráfico, en España el 30,7 % de los jóvenes tiene una red de unas 4-6 personas con las que pueden hablar de temas íntimos y personales, un porcentaje muy similar al de la media europea.

«El aislamiento social de los jóvenes tiene como origen la falta de entornos y de conexiones», afirma Verd, «y toda medida que lo reduzca contribuirá a mejorar no solo la calidad de vida de estas personas, sino la de toda la población», concluye.