Fuerte demanda de la Facultad en los programas de intercambio internacionales

Una maleta de rodes i una persona al costat

La Facultad tiene una gran popularidad entre los estudiantes de intercambio que recibe, ya que en los últimos 8 cursos ha recibido un 300% más de estudiantes de los que se han marchado. Hemos entrevistado al Coordinador de Intercambios, Francesc Serra, para que explique la situación.

11/10/2023

La Facultat de Ciències Polítiques i de Sociologia es muy receptora de estudiantes, según un informe sobre el período 15/16 a 22/23, que expone que la facultad ha recibido en los últimos 8 cursos un 300% más de estudiantes de los que ha enviado en programas de intercambio (1.711 IN vs. 569 OUT), dejando una diferencia acumulada entre IN y OUT de 1142. Como referencia, la cifra global por la UAB es de un 127% más de IN respecto a los OUT (13.346 IN vs. 10.479 OUT), con una diferencia acumulada entre IN y OUT de 2.867. Por eso, la Facultad se encuentra en una situación de desequilibrio, muy por encima de la media de la UAB.

Ante esta situación, el Coordinador de Intercambios de la Facultad, Francesc Serra, señala que "estamos muriendo de éxito y hemos llegado hasta aquí por diversas causas". En primer lugar, "Barcelona es uno de los destinos más elegidos por los estudiantes de Europa, y aunque a veces tenemos quejas de que la UAB queda lejos de la ciudad, la Facultad es probablemente el mejor sitio para estudiar esta especialidad en Cataluña".

En segundo lugar, “después de la pandemia se han multiplicado las ganas de viajar, y al principio pensábamos que era un efecto pospandemia, pero ahora hemos visto que está aquí para quedarse”.

En tercer lugar, “pese a todo vivimos mejor que nunca, y al menos en este estado social existe un nivel de consumo mucho más alto que en generaciones anteriores, entre ellos, viajar. Los viajes se han hecho más de uso cotidiano que nunca, y muchos jóvenes entre 19 y 24 años ya han viajado y tienen planes de viajar mucho más o incluso estudiar fuera”.

En cuarto lugar, "no nos engañemos", apunta Serra, "el 90% de los estudiantes de intercambio tienen el coste pagado por sus familias. Ha habido cambios culturales, las familias actuales casi empujan a los hijos a realizar un intercambio y no suelen poner obstáculos para subvencionarlo, y todo esto se debe a que muchos padres ya han hecho un Erasmus”. El coordinador ejemplifica que "me he encontrado familias humildes que incluso hacen esfuerzos para que el hijo haga un Erasmus".

En quinto lugar, "hay universidades europeas que tienen en su currículum hacer una estancia Erasmus".

Todas estas causas han desembocado en el aumento del alumnado que decide realizar un programa de intercambios, y el desequilibrio que existe en la facultad entre los estudiantes IN y los OUT comporta una serie de problemas. Por un lado, existe "el problema de los precios del alquiler en Barcelona, ya que han aumentado muchísimo y hay muchas dificultades para encontrar un piso por sólo tres o seis meses". De hecho, "hemos tenido alumnos que han tenido que volver porque no encontraban alojamiento, pero también les pasa a estudiantes que van al extranjero y tampoco lo encuentran".

Por otra parte, “otra cuestión sociológica que he reflexionado es que existe un nuevo concepto de ir al extranjero en cuanto a los aspectos lingüísticos”. Hace 10 o 15 años, cuando ya era coordinador de intercambios, las reuniones de bienvenida las hacíamos en castellano, porque ya se daba entendido que sabían, pero los estudiantes que ahora vienen de fuera, piensan que tienen el derecho a tener clases en inglés y obviamente no es así”. Hay una fuerte presión de los estudiantes que vienen y las universidades de otros hablas, pero “nosotros no podemos ofrecer más asignaturas en inglés, aunque hemos hecho un esfuerzo muy grande en el grado de Relaciones Internacionales”. Actualmente, la facultad ofrece un 20% de clases en inglés, con un destacado 50% en las de Relaciones Internacionales. "Algunos profesores que damos clase en inglés hemos tenido que superar inseguridades e incertidumbres, y probablemente, en los próximos años las cosas mejorarán, pero hay que realizar un cambio generacional".

Además existen los ejemplos de la región de Flandes en Bélgica que tiene aprobado por ley que el 80% de las clases sean en neerlandés, o Dinamarca, donde la totalidad de las asignaturas debe ser en danés. En Alemania, el alemán tiene también una gran fuerza académica. Por lo que se refiere a Cataluña, está aprobado que el 80% debe ser en catalán, a propuesta de las entidades estudiantiles, pero no se puede aplicar todavía porque no tenemos un 80% de profesorado que pueda enseñar en catalán. Serra explica que "estamos sometidos a varias presiones, algunas por demandas en inglés y otras en catalán, y tenemos claro que hay que preservar y proteger la lengua del país".

A raíz de la gran demanda de las asignaturas en inglés en la facultad, muchos profesores tienen demasiada saturación de estudiantes en el aula, ya partir de ahí, “decidimos una política que puede que sea muy dura, que consiste en que les alumnos extranjeros se puedan matricular de máximo dos asignaturas en inglés y una en castellano, lo que genera un problema grave de frustración de expectaciones, pero debería permitir una distribución más racional de los grupos, recibir en mejores condiciones a los estudiantes de fuera, que podrán elegir mejor qué asignaturas hacer y nuestros estudiantes no perderán convenios para los que han demostrado interés”.

“Un alumno de intercambio tiene la obligación de matricularse en un mínimo de quince créditos ECTS para recibir la beca Erasmus, pero con estas asignaturas no se llega al mínimo y les estamos obligando a matricularse en asignaturas en catalán que no les serán útiles, asignaturas de otras facultades, actividades deportivas o cursos de lengua para alcanzar los treinta que normalmente tiene un semestre”. A pesar de esta política, sin embargo, "mantenemos el pleno de alumnos que llegan, y eso quiere decir que si no hubiéramos puesto trabas estaríamos desbordados".

Otro problema que surge a partir de este gran número de estudiantes IN es que “hemos tenido que congelar 30 convenios con otras universidades durante una temporada indefinida, puesto que hay destinos de donde en los últimos cinco años han venido veinte estudiantes y nosotros no hemos enviado ninguno. Son destinos, por lo tanto, que prácticamente no recibían solicitudes por parte de nuestro alumnado”. Esto genera una situación difícil, debido a que "pone en juego muchas cosas importantes para la facultad y la universidad, como es la internacionalización del centro". Francesc Serra lamenta que “me sabe mal poner paredes, pero somos demasiado populares y hay una situación paradójica en la que tenemos un buen nivel de intercambios, pero debemos limitarlos”.

“Esta problemática de desequilibrio en la facultad sucede sobre todo en el programa Erasmus+, pero en el caso del Exchange Programme, con el que hay ofertas por todo el mundo, no tenemos problemas y nos estamos permitiendo abrir otros convenios fuera de Europa ”. Sin embargo, existe un efecto de competencia, “para muchos alumnos salir de Europa es una marca de prestigio, pero es una cuestión social, ya que al final salir del continente depende de la situación económica de la familia”.

En cuanto al programa SICUE, de intercambios dentro de España, "siempre se ha mantenido marginal y tiene su propia dinámica". Serra señala que "la gente debería valorar ir al resto de España porque hay un choque cultural mucho más bajo, porque no hay problemas de adaptación y los planes de estudio son muy similares a los nuestros". El poco número de estudiantes IN que llegan se debe sobre todo a cuestiones políticas o periodísticas, ya que “se dice que para venir aquí deben aprender catalán, pero tenemos un buen porcentaje de asignaturas en castellano, escuchar las clases en catalán puede aportar riqueza lingüística, y no siempre saben que pueden realizar exámenes, trabajos e intervenciones en castellano”. Aún así, este prejuicio hace que vengan proporcionalmente más alumnos valencianos y baleares que del resto de España.

En conclusión, pese al gran desequilibrio entre los estudiantes IN y OUT del programa Erasmus+, "también es cierto que están creciendo los OUT y se está manteniendo la situación". Como facultad, "estamos muy comprometidos con la internacionalización y queremos mantener los intercambios cueste lo que cueste, aunque necesitamos regularlos", termina el coordinador Francesc Serra.