Descubren las claves del éxito de las hormigas invasoras

13/01/2009
Las hormigas son invasoras excelentes: cinco de las 100 especies más invasoras del mundo son hormigas. Mientras las colonias de hormigas usuales compiten con las vecinas para los recursos y el territorio, las hormigas invasoras abandonan toda agresión entre colonias y pueden integrar enormes supercolonias de miles de nidos en colaboración.
Pero el origen de los caracteres que dotan a estas especies de una capacidad invasora excepcional está lleno de interrogantes para los científicos, dado que sólo muestran su potencial destructivo después de largas fases en las que pasan totalmente desapercibidas. Esto ha dejado abiertas cuestiones fundamentales sobre la biología del comportamiento invasivo: los caracteres invasores ¿ya están presentes en las colonias de origen, antes de la invasión?, ¿cuándo se manifiestan? Estos caracteres, ¿se originan a raíz de mutaciones en pequeños sectores de la población de origen?, ¿o quizás se originan cuando las poblaciones crecen y se adaptan a los nuevos hábitats?
Investigadores de la UAB y del CREAF han participado en el primer estudio internacional, interdisciplinar y a gran escala, que ha comparado el comportamiento, la morfología, la genética de poblaciones, el reconocimiento químico y los parásitos que acompañan a una especie de hormiga invasora, la hormiga de jardín Lasius neglectus, con una especie hermana que no es invasora, la hormiga de jardín turca Lasius turcicus. Ambas especies se originaron, muy probablemente, en la zona de Asia Menor, y su origen genético común ya había sido confirmado en 2004.
Lasius neglectus, identificada por primera vez en 1990, está actualmente en plena expansión en Europa - se ha expandido a más de 100 localidades- y ocupa grandes extensiones de parques y jardines. Extermina la mayor parte de las poblaciones de hormigas nativas y de otros insectos, erosiona los árboles y, en muchos casos, llega a provocar problemas sociales y económicos al invadir el interior de los hogares. Tiene el aspecto de una hormiga negra de jardín, pero es un poco más pequeña y de color café con leche, y su actividad arriba y abajo de los árboles es hasta nueve veces superior. Puede proliferar en zonas templadas de Europa y Asia, siendo la primera hormiga que, en forma de plaga, puede invadir zonas frías, hasta ahora no afectadas por otras plagas más tropicales. En su expansión septentrional ya ha llegado a Jena (Alemania), a Ghent (Bélgica) y a Varsovia (Polonia).
La investigación ha dado respuesta a algunos de los interrogantes sobre la biología del comportamiento invasivo. Una de las claves de su comportamiento es que las hormigas invasoras forman redes de nidos, con muchas reinas que se aparean bajo tierra y que no hacen enjambres. Los investigadores han demostrado que las condiciones para desarrollar esta capacidad invasora ya se encuentran en las poblaciones de origen. Sin embargo, los científicos también han descubierto que esta capacidad sólo se expresa del todo cuando las hormigas se han escapado de sus enemigos naturales, como los parásitos y patógenos, lo cual aparece cuando llegan a zonas lejanas a su origen, en las cuales los parásitos y los enemigos no han tenido tiempo de adaptarse y de responder a sus nuevos vecinos. Además, los investigadores también han detectado estos caracteres biológicos proclives a la invasión en la hormiga hermana Lasius turcicus, hasta ahora del todo inconspicua.
Estos datos implican que muchas de las más de 12.500 especies de hormigas que se conocen pueden convertirse en un problema si no se toman las medidas adecuadas. Los investigadores alertan en el estudio que los datos demuestran que las poblaciones de hormigas invasoras, como Lasius neglectus, son un problema potencial de dimensiones globales.
La investigación, publicada en la edición de diciembre de la revista PLoS ONE, ha sido llevada a cabo por un equipo de 20 investigadores del cual ha formado parte el doctor Xavier Espadaler, profesor del Departamento de Biología Animal, de Biología Vegetal y Ecología de la UAB y investigador del CREAF (Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals).