(Text only in Spanish)
Uno de los elementos importantes en el cambio global es el tráfico de especies exóticas. Son especialmente preocupantes los casos de especies que se convierten en invasoras. Estas se desarrollan constantemente, aumentando su densidad y/o extensión en el espacio, y sus poblaciones crecen tanto que llegan a interferir con las especies locales, en ocasiones de manera absoluta. Esto puede ser especialmente preocupante si ocupan hábitats naturales. Es necesario insistir, sin embargo, en el hecho de que no todas las especies exóticas son invasoras. La mayoría quedan limitadas a los hábitats fuertemente humanizados, es decir, degradados en sus características naturales.
Las islas constituyen una situación bien particular y muy sensible a las introducciones de especies animales o vegetales exóticas. En el archipiélago de Madeira (Madeira y Porto Santo) se había descrito entre los años 1850 y 1890 dos episodios invasivos por parte de dos especies de hormigas, Pheidole megacephala (hormiga de cabeza grande) y Linepithema humile (hormiga argentina). Según las descripciones publicadas en aquellos años, interpretadas por autores posteriores, entre estas dos especies habían eliminado prácticamente todas las otras hormigas de Madeira. Y así se ha ido repitiendo, sin comprobación ulterior, como caso paradigmático de invasión que provoca extinciones, en muchos libros de texto y revisiones sobre el tema de las invasiones biológicas.
Hemos reexaminado todas las referencias originales, hemos estudiado las colecciones clásicas –de aquellos años- que existen conservadas en diferentes museos y sobre el terreno el alcance, tanto de las invasiones por aquellas dos especies exóticas, como de las extinciones de las especies locales de hormigas. La imagen que hemos encontrado es bastante diferentes de lo que se había dicho, interpretado y repetido ampliamente. La actual extensión de las dos especies invasoras es muy limitada en el espaio (menos del 6% de la superficie) y en los hábitats ocupados: se encuentran casi exclusivamente en lugares bastante modificados por la actividad humana (ciudades y pueblos, vías de comunicación, agricultura intensiva). También concluimos que las dos especies exóticas tienen unos límites, probablemente climáticos (necesitan mucha humedad), que impide que ocupen hábitats no regados artificialmente.
Es un ejemplo más de que es necesario ir a las fuentes originales y hacer una valoración propia. Que es un riesgo aceptar acríticamente las opiniones o interpretaciones de un hecho que hagan otros autores. Afortunadamente, en Madeira y Porto Santo aún hay poblaciones bien conservadas de la fauna local de hormigas. ¡Por muchos años!
References
"Long-term impact of exotic ants on the native ants of Madeira".J.K. Wetterer, X. Espadaler, A.L. Wetterer, D. Aguin-Pombo, A.M.F. Aguiar. ECOLOGICAL ENTOMOLOGY 31:358-368. 2006.