Somos fruto del azar y la necesidad
Desde 1988 veníamos trabajando en un proyecto etnoarqueológico en la Tierra del Fuego. El objetivo era verificar y perfeccionar nuestros sistemas inferenciales y desarrollar nuevos instrumentos conceptuales para analizar las sociedades cazadoras-recolectoras prehistóricas. Para ello estudiamos arqueológicamente -excavando asentamientos y lugares ceremoniales del siglo XVIII y XIX- una sociedad cazadora-recolectora de la que existe una abundante información histórica y etnográfica. Esta gente de la Tierra del Fuego sobrevivía gracias a una explotación especializada de un amplio abanico de recursos litorales, utilizando canoas, y estructurándose en una estricta división sexual del trabajo.
Los estudios científicos han explicado el desarrollo de las sociedades enfatizando la importancia de los cambios graduales y lentos. Es por ello que la aparición repentina de este modo de vida, hace unos 7.500 años, era una cuestión no resuelta, pues parecía que no tenía arraigo en las sociedades que habitaron en la zona sólo algunos siglos antes y no había habido suficiente tiempo para adaptarse gradualmente.
De 1995 a 1998 trabajamos en un proyecto de la Unión Europea que nos permitió constatar el profundo impacto del cambio climático global contemporáneo, comparando los indicadores ambientales recuperados en estos yacimientos arqueológicos con los datos de las condiciones medioambientales actuales. Los fenómenos de cambios repentinos bióticos y climáticos a los que está sometida nuestra sociedad nos deben hacer conscientes y deben despertar nuestro interés también por el impacto de estos fenómenos en el desarrollo de las sociedades del pasado.
Es por ello que en 2005, en el libro Catástrofes en la Prehistoria, planteé la necesidad de considerar este impacto de los cambios repentinos sobre el desarrollo de las sociedades prehistóricas, dando y discutiendo una serie de ejemplos.
La trabajo de campo de nuestro colega Alfredo Prieto y del geólogo Charles Stern pudo correlacionar la megaexplosión H1 del volcán Hudson del sur de Chile con el cambio sustantivo en las sociedades indígenas del extremo sur hace unos 7.750 años. Se calcula que la explosión fue equivalente a cinco veces la del mismo volcán en 1991 (que tuvo un importante impacto sobre todo el extremo sur del continente). Los estudios demuestran que las cenizas llegaron hasta la Tierra del Fuego y que la zona quedó cubierta por espesores de hasta 20 cm de tefra. Esta catástrofe para la fauna y flora terrestres no afectó, sin embargo, a la fauna marina.
Imagen: Estratigrafía del yacimiento Túnel I, asentamiento que fue enterrado por las cenizas del volcán Hudson (nivel negro en la base) y después fue reocupado por gente canoera que depositó un montón de residuos de comidas a base de mejillones y otros recursos marinos. Fuente: L. Orquera.
Esto nos hace pensar que este fenómeno fue el detonante para que una parte de la población (la más cercana a las zonas litorales) se especializara en la explotación de los recursos marinos, dejando de lado el espectro de recursos terrestres que habían estado explotando con preferencia previamente. La nueva estrategia debió permitir un rápido crecimiento demográfico y un rápido relleno del vacío de población ocasionado por la catástrofe. Este tipo de cuello de botella en la evolución de las estrategias de explotación de los recursos subsistenciales puede explicar satisfactoriamente la rápida expansión de este nuevo tipo de sociedades que se extendieron muy rápidamente por todo el litoral del extremo suroccidental del continente.
Hay indicios de que ha habido otras erupciones volcánicas similares, detonantes de cambios sociales en otros lugares de la llamada cintura de fuego circumpacífica en diferentes momentos de la prehistoria. El reto ahora es continuar interrogando coordinadamente el registro geológico y arqueológico.
Referencias
Prieto, Alfredo; Stern, Charles R.; Estévez, Jordi. The peopling of the Fuego-Patagonian fjords by littoral hunter-gatherers after the mid-Holocene H1 eruption of Hudson Volcano. Quaternary International 317: 3-13. 2013. http://dx.doi.org/10.1016/j.quaint.2013.06.024.