Masiva asistencia al acto en memoria del Dr. Joan Sola i Casadevall
Durante el homenaje, la sala de actos se desbordó por la numerosísima asistencia de familiares, amigos, compañeros y alumnos. El acto fue presidido por Jordi Bartrolí, decano de la Facultat de Ciències, y por Josep Maria Lluch, director del Departamento de Química. Las intervenciones de su director de tesis, sus compañeros y sus alumnos de doctorado, conformaron un recorrido ameno por su vida académica y personal, salpicado de anécdotas que robaron una sonrisa en todos aquellos que lo conocieron.
Heribert Barrera, quien fuera director del antiguo Departamento de Química Inorgánica y director de la tesis doctoral de Joan Sola en los años 70, abrió el turno de las intervenciones. Recordó cuando lo conoció hace ya 40 años y destacó sus cualidades intelectuales, que se pusieron de manifiesto durante el desarrollo de su brillante tesis doctoral. Joan Carles Bayón, miembro de la Unidad de Química Inorgánica, valoró la generosidad y compañerismo de que hizo gala Sola a lo largo de su carrera, señalando el trabajo en común que ambos desarrollaron durante sus respectivas tesis doctorales, bajo las difíciles condiciones que suponía dedicarse a la investigación en las inmediaciones de los años 80.
El también compañero de Química Inorgánica, Joan Suades, explicó cómo años después el homenajeado se quitó la espina de no haber logrado, durante su tesis doctoral, quelatar un metal con un aminotiol derivado de la piperidina gracias al carísimo paladio, metal de mayores proporciones que le permitió lograr su objetivo en 1986. Sobre su carácter infatigable, contó Suades la anécdota que, tras despedirse de él una noche a las 20h, en el servicio de Resonancia Magnética Nuclear, y aconsejándole que se retirara pronto, lo encontró en el mismo lugar a la mañana siguiente peleándose con los espectros químicos sin haber pegado ojo en toda la noche. Uno de sus doctorandos, Xavier Almagro, agradeció su tenacidad mientras le dirigía la tesis, puesto que no descansó hasta verificar la estructura de un quelato que sintetizaron, aplicando el efecto NOE en el estudio estructural en disolución, y haciendo uso también de técnicas espectroscópicas.
La espectroscopía fue su gran pasión. En palabras de su antiguo doctorando Àlex López, ?nadie conocía el libro de espectros de Nakamoto como Joan Sola; ni siquiera el propio Nakamoto?. Gracias a su vastísimo conocimiento de estas técnicas, colaboró con Arben Merkoçi, del grupo de sensores y biosensores, quien lo recordó como uno de sus mejores amigos en la universidad. Porque Joan Sola se granjeó la simpatía de cuantos le conocieron. Al respecto, comentó Roger Bofill que, cuando era alumno suyo de tercer grado, y cansado de que siempre empezara tarde sus clases, le exigió un mínimo de puntualidad; el doctor Sola se disculpó humildemente y le aseguró que lo intentaría. Sólo lo logró al día siguiente, pero ello fue suficiente para mostrarle a Bofill que, a un hombre como Sola, era imposible recriminarle nada y le guardó desde entonces un profundo y sincero afecto.
Y es que a alguien que vivía su trabajo con la intensidad de Joan Sola, forzosamente habían de faltarle horas al día. Una dedicación desinteresada que quedó reflejada, según el entonces decano de la Facultad, Antoni Méndez, cuando Joan Sola se tomó un año sabático en 2001-02 y tuvo que ser cesado en ese período como vicedecano de Economía; aun así continuó ejerciendo sus funciones como tal sin percibir sus honorarios.
El acto fue cerrado con la intervención de Josep Maria Lluch, con quien compartió tantas tertulias mientras comían en el restaurante de la Facultad, y en las que Sola siempre hablaba con orgullo de su familia y, especialmente, de sus hijos. Igual que en las anteriores intervenciones, la meticulosidad, generosidad, compañerismo y amabilidad, fueron los rasgos que Lluch destacó en el homenajeado. Respecto a su conocida costumbre de llegar tarde, lamentó el director del Departamento de Química que, en agosto del año pasado, Joan Sola i Casadevalls llegara demasiado pronto a una cita que nos arrebató prematuramente a un hombre querido por todos. Pero su memoria se mantiene viva entre los que le conocieron, y aún sigue provocando una sonrisa su recuerdo y su optimismo ante la vida.