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En España actualmente hay más de 36 millones de usuarios de teléfonos móviles, de los que un 75% utiliza smartphones. Entre los adolescentes y jóvenes este porcentaje sube al 91% y la mayoría lo utilizan para conectarse a redes sociales on-line como Facebook. Este cambio radical de estilo de vida afecta especialmente a los más jóvenes, que pueden verse perjudicados por un uso excesivo o inapropiado con una reducción del rendimiento académico, por ejemplo. Otro posible efecto indeseado tendría que ver con la formación de la personalidad, que en los adolescentes se está formando y que podría verse afectada por esta nueva forma de comunicación. Facebook permite crear identidades virtuales que no se ajustan necesariamente a la identidad real. Por ejemplo, pueden describirse como abiertos cuando en realidad son introvertidos, o con rasgos de masculinidad y feminidad más o menos marcados.

 

Esto es especialmente delicado en el caso de las chicas, que son las que utilizan las redes sociales online con más frecuencia, con una clara finalidad comunicativa y para presentarse socialmente. Por el contrario, los chicos las utilizan de forma más pragmática, por ejemplo para el entretenimiento. Así un chico se puede presentar en sus fotos y escritos como asertivo, independiente, seguro de sí mismo…, y una chica podría verse tentada a presentarse de una forma socialmente deseable, por ejemplo con rasgos más deseables de masculinidad, o con una imagen corporal acorde con los cánones dominantes. En este sentido, Facebook actúa como un auténtico espejo social.

 

De acuerdo con esto, conocer la forma en que se presentan los adolescentes en Facebook es importante para entender cambios en los roles sociales y estereotipos de género, que contribuyen a la formación de su identidad. Concretamente se trataba de comprobar si la forma en que se definen en Facebook difiere de cómo se presentan en las relaciones cara a cara. Por ello, un equipo de investigadores de las facultades de Psicología de la Universitat Autònoma de Barcelona y de la Universitat Ramon Llul llevó a cabo una investigación con 623 adolescentes, de entre 12 y 16 años, de diversos centros educativos repartidos por toda la geografía catalana. 

 

Los resultados mostraron que cuando se presentan en las redes sociales los adolescentes reproducen con fidelidad los tradicionales estereotipos de género. Es decir que se presentan en Facebook con una imagen de sí mismos ajustada a la realidad (masculina o femenina). En todo caso, se consideran menos masculinos, o femeninos, de lo que lo son los adultos,  y emerge un perfil de género indiferenciado (baja masculinidad y feminidad), especialmente en el caso de las chicas. Estas presentaciones tienen su impacto en el bienestar, de tal forma que la masculinidad se asocia a bienestar mientras que la feminidad, con imágenes que las presentan como atractivas y emocionales, lo hace con un bienestar menor. 

 

Las redes sociales han incrementado las oportunidades para la socialización e incluyen un componente de comparación con los otros chicos y chicas, pero también les devuelven una imagen de sí mismos, lo que contribuye a consolidar su personalidad y satisface su necesidad de popularidad. En este contexto, gestionar la forma en que se presentan es muy importante para ellos. 

 

Estos resultados tienen implicaciones y sugieren que los adolescentes deberían recibir instrucción acerca de las consecuencias y amenazas que pueden derivarse de las presentaciones en las redes sociales.