La obsesión de un país en construcción democrática: "¿Es nuestro antepasado del Hombre de Orce?"
Figura 1. Imagen de los tres descubridores el año 1983, en un momento de gran atención mediática (Fuente: El País, EFE). | ||
Figura 2: Parte interior del fragmento de cráneo, antes (derecha) y después (izquierda) de su limpieza. (Fuente: Colección Historicomédica de la Universitat de València). | ||
Figura 3: Portada de la revista satírica ya desaparecida El Papus, núm. 525, junio de 1984. | ||
Para averiguarlo hay que trasladarse a un año antes. En junio de 1983, se presentó, en una sala repleta de periodistas, el hallazgo de un fragmento de cráneo que, a pesar de tener la parte interna pegada a una roca y no ser visible, parecía pertenecer a un antepasado del hombre que revolucionaba la paleontología humana, convirtiéndose en el resto más antiguo del continente, el Primer Europeo. El hallazgo había sido realizada en un yacimiento del pequeño pueblo de Orce, en la provincia de Granada, por tres jóvenes investigadores catalanes: Josep Gibert, Jordi Agustí y Salvador Moyà-Solà. La opinión pública recibió el descubrimiento con mucho interés, grandes titulares –“Descubrimiento del siglo”- y atención sobre los científicos, especialmente Gibert, que se convirtió en un personaje público. En la rueda de prensa estaba también el presidente de la Diputación de Barcelona y el consejero de cultura de la Junta de Andalucía, que firmaron un convenio de colaboración científica. ¿Por qué tanto interés político en el descubrimiento?
Para comprenderlo, hay que ir de nuevo atrás. Son los años de consolidación de la Democracia Española, tanto en Cataluña como Andalucía las competencias de las nuevas autonomías se estaban discutiendo. Con la aparición de la Generalitat, la Diputación de Barcelona, que concentraba el poder durante el Franquismo, había perdido protagonismo pero intentaba sobrevivir a la nueva situación, entre otras cuestiones, concentrando poder en cultura y museos. En este contexto, cuando los tres científicos protagonistas, muy jóvenes y sin un trabajo fijo, se dieron cuenta de la importancia del descubrimiento, acudieron a los políticos de la Diputación, que estaban a cargo de su institución científica, el Instituto de Paleontología de Sabadell. Estos políticos recibieron el hallazgo con los brazos abiertos, organizaron la presentación y prometieron financiación a los investigadores. En este momento, el descubrimiento se publicó en la revista científica del Instituto de Paleontología y científicos internacionales, como el matrimonio francés Henry and Marie-Antoinette de Lumley, examinaron el fragmento y confirmaron las teorías de los catalanes. Llegados a este punto, podemos entender, por la atención mediática, la referencia de los Siniestro Total al Hombre de Orce, pero, ¿de dónde sale el interrogante?
Para descubrirlo iremos a unos meses después de la presentación del fragmento. En abril de 1984 la parte interior del cráneo dio una sorpresa al trío de descubridores. Al terminar su separación de la roca, apareció una cresta que chocaba con las características de los humanos. Ante la tesitura, los tres investigadores decidieron llevar el fragmento a París, al matrimonio de Lumley. Allí, Marie-Antoniette, experta en anatomía, llegó a la conclusión de que el famoso Hombre de Orce pertenecía, de hecho, a un miembro prehistórico del género de los caballos y asnos, Equus. Agustí y Moyà-Solà aceptaron el veredicto de los franceses pero Gibert se negó. Ante su resistencia, los de Lumley hicieron un movimiento crucial. Al día siguiente, el diario El País publicó, en portada, las dudas alrededor del Hombre de Orce, citando a Marie-Antoinette como fuente científica. Estalló una gran controversia pública. La anterior atención al descubrimiento llevó a una profusión de noticias sobre la nueva clasificación. El Hombre de Orce se transformó en el Burro de Orce y Gibert se erigió como el defensor del homínido. En 1987, Agustín y Moyà-Solà publican el primer artículo científico que presenta la asignación del fragmento al género Equus. Antes, la novedad apareció en todos los periódicos.
Esta tesis es una reconstrucción de la controversia del Hombre de Orce que destaca el papel del contexto político, científico y mediático en la forma en que se interpretó, dio a conocer, discutió y descartó el Hombre de Orce. El nuevo conocimiento científico ya no se presentaba sólo en los medios científicos, sino también en los medios públicos, que adoptaron un papel importante en el debate científico. La canción de Sinistro Total no es más que una muestra de hasta qué punto el debate alrededor del Hombre de Orce fue importante en la opinión pública española. Hoy, más de treinta años después, el Hombre de Orce no está generalmente aceptado en la comunidad científica pero el Museo de Prehistoria “Josep Gibert” de Orce, inaugurado este verano, lo mantiene en una posición preponderante, que sólo podemos entender si, como hace esta tesis, vamos unos años atrás.
Figura 4: Noticia en El País sobre las dudas alrededor del fragmento de cráneo (Fuente: Relaño, Alfredo, El País. 12 de mayo de 1984).
Referencias
“Orce man. A Public Controversy in Spanish Human Origins Research, 1982-2007”, tesis doctoral de Miquel Carandell Baruzzi, dirigida por Oliver Hochadel y tutorizada por Agustí Nieto-Galan, del Programa de Doctorado en Historia de la Ciencia.