Influencia de la inteligencia emocional en el consumo de tabaco i cannabis
En los últimos años la Inteligencia emocional (IE) ha adquirido una considerable popularidad, tanto a nivel social como profesional. El término de IE se puede definir como la capacidad para reconocer, comprender y regular las emociones propias y la de los demás, discriminar entre ellas y utilizar esta información como guía del pensamiento y las acciones.
La IE puede ser reforzada (mejorada) por el aprendizaje y la práctica de habilidades y capacidades que la forman, enfatizando la conveniencia de desarrollar, en la medida de lo posible, este tipo de inteligencia para interactuar eficazmente con los demás y hacer frente a un entorno social y cultural cada vez más cambiante, complejo y competitivo.
El objetivo de este estudio consistió en analizar el posible papel que la Inteligencia emocional podría tener en el consumo de tabaco o cannabis en 133 estudiantes de la licenciatura de Psicología (114 mujeres y 19 hombres) de la UAB que tenían una edad media de 21,52 años (DE 5,42). Este objetivo nace de la idea de que, dado que la IE tiene efectos o influencia sobre otras esferas de la vida de la persona (satisfacción vital, estrategias de afrontamiento, depresión, calidad de vida, éxito académico, relaciones interpersonales, ajuste psicológico adolescente...), también podría regular el consumo de tabac y/o de cannabis en jóvenes adultos.
Los estudiantes respondieron a una versión abreviada del Trait Meta-Mood Scale, escala adaptada al castellano. Se trata de un cuestionario validado que consta de 24 ítems con respuesta múltiple nunca/muy frecuentemente y que contiene tres factores o subescalas:
1- Atención o percepción emocional
2- Comprensión o claridad emocional
3- Regulación o reparación emocional
A partir de los datos obtenidos, se observa que más del 80% de los estudiantes ha fumado alguna vez un cigarrillo y que más del 70% ha consumido cannabis en algún momento de su vida. Así mismo, un 39% fuma diariamente tabaco y un 16% consume cannabis de forma habitual.
Los estudiantes que consumen tabaco o cannabis presentan menor puntuación en el componente Reparación emocional de la IE y son los que antes se han iniciado en el consumo de estas dos substancias.
Estos datos sugieren la importancia de tener buenas habilidades en comprender y reparar las emociones negativas, así como las habilidades para mantener o prolongar durante más tiempo las emociones positivas: aquellos estudiantes menos capaces de reparar su estado emocional serían los que tendrían, por una parte, una mayor tentación de iniciarse en el consumo de tabaco y/o cannabis, y por otra, su consumo regular ayudaría en cierta medida a paliar este déficit emocional. De hecho, las competencias personales son un elemento clave en la adaptación a las demandas del medio y serían un elemento protector del consumo de drogas en la adolescència y en la juventud.
Por otra parte, la Claridad emocional estaría relacionada con el consumo esporádico de cannabis, siendo los estudiantes que presentan altas puntuaciones en este componente, los que menos consumirían. Es decir, los jóvenes que comprenden y tienen claras las emociones que están experimentando, así como las situaciones que las producen, son los que presentarían un menor consumo de cannabis. Es un hecho constatado que la comprensión emocional es un elemento clave en el éxito de las relaciones interpersonales al estar relacionado con la empatía, las habilidades sociales, la asertividad o la autoeficacia resistiva. El componente atención emocional no estaría implicado en el consumo de estas substancias.
Los datos sobre la alta prevalencia de consumo de tabaco y cannabis ponen de manifiesto la necesidad de poner en marcha actuaciones dirigidas a prevenir el primer contacto con las drogas y su posterior consolidación, siendo la adolescencia una etapa clave del ciclo vital, donde la vulnerabilidad hacia las drogas es grande y la percepción de riesgo de sufrir consecuencias negativas por su consumo es muy baja. Estas actuaciones irían encaminadas, por ejemplo, al fomento de programas de entrenamiento en el manejo de las propias emociones, que, a nuestro entender, tendrían que estar relacionadas con los diferentes componentes de la IE. Así mismo, sería de gran utilidad potenciar las habilidades sociales e implementar programas de educación para la salud, entre otros. No obstante, somos conscientes de que el problema del consumo de drogas es un problema complejo y de naturaleza multifactorial.
Estos resultados preliminares indican la relación existente entre algunos componentes de la IE y el consumo de tabaco o cannabis. No obstante, és necesario profundizar en la implicación diferencial de cada uno de los diferentes componentes de la IE.
Referencias
Joaquín T. Limonero, Joaquín Tomás-Sábado and Jordi Fernández-Castro. Perceived emotional intelligence and its relation to tobacco and cannabis use among university students (Psicothema 2006. Vol. 18, supl., pp. 95-100).