Evidencias directas del consumo de drogas en cabellos prehistóricos de la Cova des Càrritx
Nuestro equipo de investigación ha logrado detectar el consumo de sustancias psicoactivas en Menorca hace 3000 años. Se trata de la primera evidencia directa en Europa, ya que los datos disponibles hasta ahora procedían de restos botánicos.
El estudio es un ejemplo de los beneficios de la colaboración entre disciplinas científicas. En este caso, entre arqueología y química. Concretamente, se centra en el análisis de una muestra de cabellos de la Edad del Bronce recuperados en la Cova des Càrritx (Ciutadella, Menorca). En su realización han colaborado la profesora de la Universidad de Valladolid, Elisa Guerra Doce y el químico Hermann M. Niemeyer, de la Universidad de Chile.
La Cova des Càrritx es una de las numerosas cuevas que jalonan los barrancos menorquines y que en la prehistoria configuraron verdaderos paisajes sagrados. Fue utilizada como espacio ritual y funerario durante gran parte de la Edad del Bronce. Su descubrimiento data de 1995 y se hizo famosa porque en una de sus salas más recónditas apareció un enigmático depósito formado por cajitas cilíndricas de madera y de cuerno repletas de mechones de cabello. Procedían de algunos de los más de 200 cadáveres enterrados en la sala utilizada como cementerio y habían sido peinados y teñidos de rojo antes de ser cortados. Gracias a unas condiciones de conservación extraordinarias, los cabellos y todo el instrumental empleado en su tratamiento han llegado a nuestros días y hemos podido analizarlos científicamente.
De arriba a abajo y de izquierda a derecha: cámara interior de la Cova des Càrritx (ASOME-Universitat Autònoma de Barcelona), detalle de un mechón de cabello (ASOME-Universitat Autònoma de Barcelona), cuenco, cuchara y peine de madera encontrados en el yacimiento con los contenedores de cabello humano (fotos de Peter Witte, ASOME-Universitat Autònoma de Barcelona).
El análisis químico de una muestra de esos cabellos mediante técnicas y protocolos de toxicología forense ha identificado tres tipos de alcaloides: efedrina, atropina y escopolamina. La efedrina es un estimulante natural, mientras que la atropina y la escopolamina tienen efectos alucinógenos. Entre las especies de la flora menorquina que contienen esos alcaloides figuran la efedra (Ephedra fragilis), la mandrágora (Mandragora autumnalis), el beleño blanco (Hyoscyamus albus) y el estramonio (Datura stramonium). También hemos podido averiguar que la ingestión fue importante, impropia de lo que cabría esperar en un consumo puntual, y que aconteció tiempo antes del deceso. Otro dato de interés es su desvinculación de los rituales funerarios, pues no hemos recuperado evidencia alguna de dichas plantas en la amplia gama de restos botánicos identificados en el cementerio y que se emplearon tanto por sus propiedades aromáticas como por la provisión de ungüentos y aceites esenciales. Además, parece que solo un pequeño grupo de personas tuvo acceso a estas sustancias. Debido a sus efectos alucinógenos, capaces de inducir los estados alterados de la conciencia que caracterizan las prácticas chamánicas, planteamos la posibilidad de que dichas personas desempeñaran ese papel de mediación entre la comunidad y su imaginario sobrenatural.
Grup d’Arqueoecologia Social Mediterrània-ASOME, Universitat Autònoma de Barcelona
Referencias
Guerra-Doce, E., Rihuete-Herrada, C., Micó, R., Risch, R., Lull, V. y Niemeyer, H.M. (2023). Direct evidence of the use of multiple drugs in Bronze Age Menorca (Western Mediterranean) from human hair. Scientific Reports, 13, 4782. https://doi.org/10.1038/s41598-023-31064-2