El riesgo de reincidencia en tumores primarios múltiples
Los tumores primarios múltiples se definen como la coexistencia de más de una neoplasia primaria en diferentes órganos, o coexistencia de dos o más neoplasias primarias de diferentes tipos celulares en el mismo órgano. Excluyendo todas las neoplasias multifocales en el mismo órgano (tumores de vejiga), las neoplasias simultáneas en el mismo órgano o en órganos pares (cáncer de mama), neoplasias asincrónicas en el mismo órgano o en órganos pares (pólipos de colon) y enfermedad neoplásica progresiva (carcinoma cervical in situ y, subsiguientemente, carcinoma de cérvix).
La literatura científica refleja que los individuos que han desarrollado una primera neoplasia maligna tienen un riesgo mayor de desarrollar una segunda. La prevalencia de dos o más tumores malignos primarios en un paciente se ha incrementado en las últimas décadas y de manera significativa los tumores epiteliales, especialmente aquellos relacionados con el tabaquismo. La sustentación de este razonamiento es que el primer tumor fue causado probablemente por agentes o factores genéticos, hormonales, yatrogénicos, ambientales o inmunológicos, la mayoría de los cuales seguirían actuando en el momento de la aparición de la segunda neoplasia. Según Vainrib la incidencia de tumores primarios múltiples es del 5-8%, el 31% más que el porcentaje de aparición de malignidad en la población general. El sistema genitourinario frecuentemente está implicado, y los órganos urológicos son el sitio de asentamiento de al menos uno de los tumores primarios en el 13,5% de los casos que presentan tumores malignos primarios múltiples. Esto sugeriría una susceptibilidad/diana incrementada del sistema genitourinario para la enfermedad neoplásica. Otros datos importantes son que la frecuencia de los tumores primarios múltiples es aproximadamente del 3,6% y la incidencia de cáncer oscila alrededor del 0,32%, de modo que la posibilidad de desarrollar una segunda neoplasia maligna primaria sería mayor en una persona que ya hubiera tenido un tumor primario.
Desde el punto de vista urológico, y referenciándonos a los pacientes con cáncer de urotelio no musculoinfiltrantes (los que tienen en general una larga supervivencia), observamos que los tumores malignos más comunes subsecuentes son cáncer de próstata, cáncer pulmonar, de colon y de estómago, seguidos a una cierta distancia por cáncer de laringe, de faringe, de esófago, de recto, de páncreas, de hígado, de paratiroides y de piel (carcinoma basocelular), datos del Registro de Tumores del Hospital del Mar, período 1998-2005 (ver figura).
Más de la mitad de los pacientes con cáncer de pulmón como neoplasia primaria, cuya supervivencia fue mayor de un año desde el momento del diagnóstico, desarrolló el segundo tumor primario durante este período de tiempo, y sólo unos pocos pacientes (17,6%), los que alcanzaron la curación o remisión completa, desarrollaron el segundo tumor después de 5 años. Por el contrario, el cáncer de pulmón como el segundo tumor primario, siguiendo a las neoplasias primarias no pulmonares, y concretamente en el caso de cáncer de urotelio no músculo-infiltrante, en un 40,1% de pacientes, aquel se desarrolló después de 5 años en el curso del seguimiento de la enfermedad. Esta disparidad se explica porque los pacientes con cáncer de pulmón avanzado no sobreviven suficiente tiempo para desarrollar un segundo tumor primario de vejiga, a menos que el intervalo sea muy corto. No obstante, los segundos tumores primarios, incluyendo el cáncer de vejiga, podrían ser detectados después de un tratamiento exitoso (resección o quimiorradioterapia) del estadio primario, actualmente casi de manera exclusiva sólo en casos de diagnóstico en estadio inicial.
El seguimiento oncológico actualmente es realizado casi exclusivamente en referencia al aspecto de la recidiva loco-regional o una metástasis a distancia del cáncer primario, y las segundas enfermedades malignas primarias subsiguientes acaecidas durante el seguimiento no se han considerado, hasta el momento, relevantes en el seguimiento clínico habitual. Pero a raíz del análisis retrospectivo de nuestra cohorte, nuestros propios datos demuestran que este concepto de seguimiento necesita ser revisado, ya que el riesgo de desarrollar un cáncer independiente subsiguiente después de padecer un cáncer de vejiga está incrementado considerablemente. En base a nuestros datos proponemos que, durante el seguimiento definido para un diagnóstico precoz de cánceres independientes subsiguientes tras el cáncer de vejiga primario, en vez del seguimiento rígido focalizado sólo en el cáncer urológico primario, se deberían efectuar screenings de las segundas neoplasias frecuentes, lo que podría mejorar significativamente la supervivencia de estos pacientes.
Se debe seguir con la educación constante de abandonar el tabaquismo para la prevención de segundas neoplasias primarias con la finalidad de eliminar los factores causales persistentes.
Referencias
"Incidencias de segundas neoplasias en los pacientes con carcinoma de vejiga no musculoinfiltrante. Implicaciones clinico asistenciales". Tesis doctoral defendida por Marta Mireia Las Heras Alonso, el 7 de julio de 2010 en la Sala de Graus de la Unidad Docente del Hospital del Mar. Director: Antoni Gelabert Mas.