Análisis de programas formativos híbridos a nivel iberoamericano
Cuando a los sistemas formativos tradicionales, en modalidad presencial, vinculamos un uso intensivo de actividades en modalidad online, hablamos de formación mixta, semipresencial o híbrida. De todas formas, la combinación que se haga entre ambas modalidades da lugar a distintos modelos formativos que pueden variar en función del nivel educativo, los contenidos que se trabajan o el contexto en que se realiza. El desarrollo de esa modalidad de programas formativos se ha incrementado de forma exponencial durante la pandemia de COVID-19, si bien investigaciones previas destacaban la potencialidad de las modalidades formativas hibridas para conseguir un mayor rendimiento de los estudiantes en las experiencias de aprendizaje en comparación con las modalidades completamente presencial u online.
También destacan los aspectos positivos, que concluyen que esta modalidad formativa incrementa el porcentaje de alumnado que supera los cursos y la retención, y el estudio de la Cambpell Corporation (2018) concluyó el aprendizaje semipresencial en la formación Médica Basada en Evidencias (MBE) era más efectivo que otres métodos para mejorar conocimientos, habilidades y actitudes de los profesionales evaluados.
Podemos hablar de cuatro tipologías de formación semipresencial que varían en función de su implantación: (1) a nivel de actividad, donde se combinan actividades que pueden realizarse de manera virtual, como por ejemplo debates en el aula a partir de un vídeo visionado online; (2) a nivel de curso, cuando se pueden combinar dentro de cada uno de los módulos, actividades presenciales y otras online; (3) a nivel de programa formativo, cuando pueden a ver asignaturas online y otras que se hagan de forma presencial; y (4) a nivel institucional, diseñando programas formativos basados en el blended learning, ajustando su modelo presencial con el semipresencial.
Algunas de las ventajas que se destacan en la modalidad formativa semipresencial o híbrida pueden ser:
- Adaptabilidad, en permitir estudiar los ritmos y los intereses personales y compatibilizar el estudio con el trabajo. Por otro lado, la utilización de diversos canales de comunicación, como por ejemplo los correos electrónicos, las videoconferencias, los chats o los foros, permiten que la relación entre los profesores y el alumnado se pueda adaptar al formato que mejor funcione para cada persona.
- Autonomía vinculada a la adaptabilidad, que requiere una buena capacidad de organización y de responsabilidad para cumplir los objetivos establecidos.
- Ahorro de tiempo, evitando despalazamientos y exigiendo la organización de la agenda personal y profesional.
- Recursos (casi) ilimitados, en tener fácil acceso a documentos, grabaciones de calses y muchos otros recursos digitales.
- Networking o establecimiento de redes, que se facilita con la comunicación y la actividad con personas de otros contextos, tanto para mejorar los conocimientos como para facilitar los contactos personales, profesionales o institucionales.
- Desarrollo de nuevas habilidades de los estudiantes (colaboración, debate, reflexión y competencia digital) que pueden ser útiles para el desarrollo personal y profesional.
El trabajo realizado desde RedAGE revisa los formatos y los procesos vinculados a la formación híbrida a las instituciones de enseñanza superior y universidades del contexto iberoamericano. El informe completo coordinado por Joaquín Gairín y Aleix Barrera-Corominas, está disponible a través del Dipòsit Digital de Documents de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Para más información sobre la Red de Apoyo a la Gestión Educativa consulta el siguiente enlace: http://redage.org
Centre de Recerca i Estudis pel Desenvolupament Organitzatiu, Universitat Autònoma de Barcelona