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En las ciencias sociales a menudo se necesita saber el nivel de escolarización de los padres de las personas a las que se entrevista para, por ejemplo, controlar atributos de los entrevistados que no se pueden observar, o para detectar la representatividad de la muestra.  Pero, también a menudo, los investigadores no pueden preguntar directamente a los padres de las personas entrevistadas.  En este caso, se acostumbra a pregunta a las mismas personas entrevistadas sobre el nivel de escolarización de sus padres.

En este estudio analizamos la exactitud de las respuestas dadas por los adultos sobre el nivel de escolarización de sus padres.  Para el análisis usamos información de un grupo de cazadores-agricultores de la Amazonía boliviana, los Tsimane’.  Primero preguntamos a 322 mujeres y 328 hombres sobre su nivel de escolarización.  Luego les pedimos a cada una de las personas en la muestra que nos dijera el nivel de escolarización de su padre y de su madre.  Como más o menos la mitad de las personas en la muestra tenían a su padre o madre en la muestra pudimos comparar las respuestas de padres e hijos.

Hallamos que en general los Tsimane’ sobreestiman el nivel de escolarización de sus padres. Menos del 75% de las personas en la muestra dieron información que se correspondía a la información proporcionada por sus padres.  También se reportan con poca exactitud otras dimensiones del capital humano de los padres (como por ejemplo si saben escribir o no, su fluidez en castellano, o su nivel general de conocimiento etnobotánico).

Estos resultados confirman resultados de investigaciones previas sobre la falta de exactitud en la información proporcionada por los adultos sobre sus padres. La sobreestimación puede ser debida a que la escolarización es una característica positiva.  Pero la falta de exactitud también puede deberse a errores de memoria.