Prevención del suicidio
Joaquim Puntí y Joaquim T. Limonero nos hablan de la prevención del suicidio.
Investigadores

Joaquim Puntí
Psicólogo clínico y psicopedagogo.
Coordinador de la Cartera de Servicios de Tratamiento Psicológico Infanto-juvenil y del Hospital de Día de Salud Mental de Adolescentes del Hospital Universitario Parc Taulí.
Es profesor del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la Facultad de Psicología de la UAB e investigador del Instituto de Investigación e Innovación Parc Taulí. Ha escrito diferentes artículos científicos y divulgativos y es miembro de la Sociedad Catalana de Especialistas en Psicología Clínica, de la Sociedad Catalana de Investigación y Terapia del Comportamiento y de la Sociedad Catalana de Psiquiatría Infantil.
Forma parte del grupo de investigación E-mental Health y Epidemiología. Su investigación se basa en el estudio epidemiológico de los trastornos mentales, especialmente en la atención primaria, el estudio de factores de riesgo del suicidio (biológicos y psicosociales) y de intervenciones preventivas de carácter multinivel. También son objetos de estudio de su grupo los factores de prevención y de promoción de la salud mental infanto-juvenil y el desarrollo, así como la implementación y la evaluación de proyectos de salud mental digital.

Joaquim T. Limonero
Joaquim T. Limonero es doctor en Psicología, catedrático del Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación de la UAB, y coordinador del grupo de Investigación en Estrés y Salud. Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) y editor jefe de la revista científica Ansiedad y Estrés.
Vagón de la Ciencia, un proyecto de la Universitat Autònoma de Barcelona en colaboración con el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de la Convocatoria de ayudas para el fomento de la cultura científica, tecnológica y de la innovación, y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.
Vagón de la Ciencia
Olga V.: Esto es Vagón de la Ciencia, el proyecto de la UAB dedicado a la divulgación científica. Esta primera edición consta de 19 capítulos sobre salud mental, pero hoy nos centraremos en la prevención del suicidio. Para ello, nos acompaña Joaquim Puntí, psicólogo clínico, profesor del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la Universitat Autònoma de Barcelona y coordinador del Hospital de Día de Salud Mental de Adolescentes del Parc Taulí. Además, es responsable del Programa de Intervención Psicológica en Tentativas Autolíticas en Adolescentes.
Hola, Joaquim.
También nos acompaña Joaquim T. Limonero, doctor en Psicología, catedrático del Departamento de Psicología Básica Evolutiva y de la Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona y coordinador del grupo de investigación en Estrés y Salud.
Hola, Joaquim.
Joaquim L.: Hola.
Olga V.: ¿Cuáles son los falsos mitos más habituales relacionados con el suicidio y las autolesiones?
Joaquim P.: En el caso del suicidio, uno de los mitos más frecuentes es pensar que una persona que dice que quiere suicidarse no lo hará porque lo está diciendo. Y justamente es lo contrario. Sabemos que las personas con conducta suicida muchas veces han hecho comentarios en días previos que indicaban de alguna manera que se estaban planteando esa opción. Hay otro mito que afirma que alguien se suicida cuando se le pregunta por el suicidio, y eso no es verdad; es decir, preguntar a una persona sobre el suicidio no hará que se quiera suicidar, pero en cambio sí nos puede ayudar a detectar que está en riesgo. Respecto de las autolesiones, por poner un punto diferencial, hay un mito que dice que estas conductas se hacen para llamar la atención, y de hecho la conducta autolesiva, autolesionarse, hacerse cortes, por ejemplo, puede tener como objetivo comunicar algo a los demás, pero no debemos entenderlo como una conducta dirigida a buscar la atención o hecha por personas que tienen un objetivo malévolo como ese.
Olga V.: El suicidio es la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes. Las conductas suicidas en niños y jóvenes se han disparado. Después de la pandemia, los intentos de suicidio se triplicaron entre los adolescentes. En 2023, más del 43 % de los estudiantes de entre 12 y 18 años pensaron alguna vez en morirse, y uno de cada 10 admitió que se autolesionaba con frecuencia. Joaquim, ¿por qué se han incrementado los intentos de suicidio en los últimos años, más allá de la pandemia? ¿O todo se explica a través de la pandemia?
Joaquim P.: Todo no se explica a través de la pandemia. De hecho, el suicidio es multifactorial y no podemos atribuirlo a una única causa. No obstante, es verdad que la pandemia fue una situación estresante para los adolescentes, especialmente en el momento en que se abrieron las escuelas, porque el confinamiento continuaba en todo lo que tenía que ver con el tiempo libre y el ocio. Esto nos permitió comprobar que la socialización es un factor claramente protector del suicidio. Pero los suicidios se han incrementado también porque probablemente ha habido otros cambios, dado que antes de la pandemia ya teníamos datos de suicidio y hemos ido viendo que los adolescentes han ido incorporando la conducta suicida, muchas veces, desafortunadamente, como una opción con la que pueden hacer frente a problemas y adversidades. Pongamos un pequeño ejemplo, en muchas de las series televisivas que veíamos en los años 70 y 80 o incluso 90, nunca aparecían adolescentes en los que se viera una conducta suicida, o con malestar emocional o angustia de vivir, y, en cambio, ahora tenemos series que claramente hacen referencia a estas conductas. Por lo tanto, aquí, un mensaje muy importante es que la conducta suicida se ha empezado a incorporar porque también los adolescentes la han empezado a ver como una manera de afrontar el malestar, más allá de las enfermedades mentales que, evidentemente, son el primer factor de riesgo, como, por ejemplo, la depresión.
Olga V.: Por lo tanto, ¿es importante que hablemos de ella, que esta sea una manera de abrir una puerta para que quien tenga ese malestar se sienta más cómodo, y parezca que lo invitan a hablar de lo que le preocupa?
Joaquim P.: Es importante que hablemos, pero que hablemos bien. Es decir, que no lo hagamos haciendo sensacionalismo, como a veces nos puede pasar, o haciendo referencia a métodos de suicidio, sino que hablemos especialmente de los aspectos preventivos, es decir, la muerte por suicidio es una muerte, en principio, prevenible. Debemos aprender a detectar el riesgo suicida, y eso lo podemos aprender como ciudadanos, y tenemos que aprenderlo cuando hacemos consultas. Por lo tanto, hablar de ello está bien, pero tenemos que aprender a hablar correctamente, y quizás eso es lo que no es fácil o lo que a veces no conseguimos explicar lo suficientemente bien.
Olga V.: Claro, porque ¿ cómo se puede detectar el riesgo suicida? ¿A partir de qué momento deberían sonar las alarmas?
Joaquim P.: Hay diferentes cosas que nos pueden indicar que una persona está entrando en riesgo suicida. Una son las verbalizaciones que puede hacer, pero debemos ponerlas siempre en contexto. Es decir, la conducta suicida muchas veces es el resultado final de unas ideas previas que ha habido de muerte o de suicidio. Esto debemos ponerlo en el contexto de cómo está (por ejemplo, si hablamos de adolescentes) aquel adolescente o aquel joven. ¿Ha habido cambios muy importantes con relación a cómo era él previamente?, ¿ahora está mucho más aislado, recluido, cerrado, poco comunicativo?, ¿no disfruta con lo que hacía antes?, ¿ha dejado los estudios sin un motivo concreto?, ¿la gente que lo conoce bien lo ve muy diferente, no lo reconoce?... Es decir, que debemos fijarnos no solo en lo que el paciente dice, sino también en cómo el paciente está en su día a día. A partir de esta combinación es cuando a veces sí tenemos la sensación de que esa persona está atravesando un mal momento, y eso incluso nos hace pensar que se esté planteando morir; así que tenemos que preguntárselo abiertamente para poder ayudarla.
Olga V.: La pandemia ha provocado un aumento de hasta el 45 % de los trastornos de salud mental de los menores. ¿Los adolescentes que hacen un intento de suicidio tienen necesariamente trastornos de salud mental?
Joaquim P.: No todos, de hecho, podemos decir que en la gran mayoría no vemos propiamente trastornos de salud mental, muchas veces lo que vemos son reacciones que nosotros llamamos de adaptación a situaciones estresantes que no han sabido afrontar de otra manera. Por lo tanto, aquí es muy importante, de cara a la intervención, ¿qué hacemos cuando un chico tiene una conducta suicida, qué tenemos detrás? Muchas veces, lo que hay son factores precipitantes. Hemos visto que sí hay un factor que tenemos que tener muy claro, y que los adolescentes llevan muy mal, que es no tener sentido de pertenencia grupal. El adolescente necesita mucho el apoyo social percibido, y tener una buena red de apoyo y percibirla como tal es un factor claramente protector. Entonces tendríamos dos grupos. Pero podríamos decir que muchas veces vemos que no habrá una enfermedad mental activa y que eso también debemos tenerlo claro para romper con otro mito, que es que solo las personas con enfermedad mental tienen una conducta suicida. Sabemos que la conducta suicida puede darse en personas que en un momento de la vida sienten que no hay otra posibilidad que no sea la de morir porque no se imaginan la vida de otra manera.
Olga V.: Has hablado de la importancia de la prevención. ¿Cuáles son las intervenciones preventivas para evitar la muerte por suicidio en adolescentes que ya han intentado suicidarse?
Joaquim P.: Cuando un adolescente tiene riesgo porque ha hecho un intento previo, las intervenciones consisten, básicamente, en tratar de hacer lo que nosotros llamamos un plan de seguridad en ese adolescente. El plan de seguridad es hacerle una estrategia, que deberá seguir si en algún momento se le aparece de nuevo la ideación suicida, para que no acabe haciendo una tentativa autolítica o un suicidio consumado. El plan de seguridad, de alguna manera, es como dar una hoja de ruta, que deberá seguir el adolescente cuando se le presentan esos pensamientos, este plan incluye desde estrategias de enfrentamiento del propio adolescente, cuando se siente mal y tiene esas ideas, hasta la posibilidad de contactar con otras personas. Tener un objetivo, muchas veces, de entrada, distrae del malestar emocional, y también cuando se pide ayuda, de manera franca y abierta, o cuando se debe llamar al 061 o a un servicio de urgencias porque aquello no es contenible.
Olga V.: Antes hacía referencia a las autolesiones. ¿Las autolesiones son siempre un paso previo al suicidio? ¿O puede ser que alguien se autolesione y no vaya más allá?
Joaquim P.: De hecho, autolesiones y suicidio son dos cosas diferentes. Las autolesiones pueden ser suicidas, esto quiere decir que tienen un objetivo suicida, o pueden no ser suicidas. La mayoría de los adolescentes que se autolesionan no tienen un objetivo suicida, el objetivo puede ser desde regular emociones negativas hasta poder comunicarlas a los demás, objetivo comunicacional. Por lo tanto, son dos fenómenos diferentes, pero sí es cierto que los adolescentes que se autolesionan mucho, que lo hacen de manera muy recurrente, tienen un factor de riesgo añadido para poder tener una conducta suicida.
Olga V.: Habitualmente ¿es fácil que el entorno se dé cuenta de que alguien se está autolesionando?
Joaquim P.: Es fácil cuando se hacen en lugares visibles. Podemos decir que la mayoría de las autolesiones que se hacen en lugares visibles, evidentemente, el entorno las detecta. Muchas veces también debo decir que se detectan casualmente en algún control de salud. La conducta suicida es una conducta mucho más introspectiva, cuando existe la ideación, si no se expresa, puede ser difícil de ver; sin embargo, la autolesión es una conducta mucho más explícita, la conducta de hacerse daño es visible por parte de los demás, el resultado.
Olga V.: Independientemente de si ha habido un intento de suicidio o de si el joven se está autolesionando, ¿qué puede hacer el entorno cuando nota que hay algún miembro joven de la familia que siente malestar?
Joaquim P.: El consejo es fácil, lo difícil, quizás, es aplicarlo. Por una parte, no debemos mirar a otro lado; por otra parte, debemos mantener cierta calma y, además, preguntarle «¿qué es lo que te ha pasado?», sin juzgar. «¿Qué es lo que te ha pasado para que hayas decidido, por ejemplo, hacerte daño? ¿Qué es lo que ha motivado esto? ¿Por qué lo has hecho? ¿Qué esperabas de esto?». Y eso es lo que permite, muchas veces, tener muy claro lo que nosotros llamamos un análisis de qué ha pasado desde el momento en que el joven se plantea autolesionarse hasta que se autolesiona. El consejo es el mismo si se trata de una conducta suicida, conocer muy bien qué ha pasado y qué ha precipitado ese acto permite que se pueda hacer una intervención más eficaz de cara a evitarlo en el futuro; además, ayuda a proporcionar estrategias alternativas. Yo, cuando me siento mal, puedo aprender otras cosas que no sean hacerme daño, o que no sean pensar en una conducta suicida o tener una conducta suicida.
Olga V.: ¿El 061 es el teléfono que deberíamos tener claro? ¿Es el referente para cuando hay ideación suicida?
Joaquim P.: El 061 es el teléfono más cercano, y sabemos que las 24 horas habrá alguien que siempre nos podrá atender y que nos sabrá indicar cómo tenemos que proceder, cómo tenemos que ayudar, al igual que haríamos con cualquier problema de salud.
Olga V.: ¿Alguien que es feliz intentaría suicidarse? ¿Hasta qué punto le resulta dolorosa la vida a quien se plantea el suicidio como opción? Joaquim, ¿hay algún tipo de relación entre la satisfacción con la vida y el riesgo de suicidio en jóvenes?
Joaquim L.: Conviene tener presente que, como hemos dicho antes, la conducta suicida es multifactorial, pero normalmente las personas que la tienen o que tienen una idea suicida o la llevan a cabo son personas que tienen un problema de adaptación puntual, son infelices, están sufriendo y tienen una baja satisfacción en ese momento con su vida, y el objetivo de la conducta suicida es poner fin a ese sufrimiento, poner fin a esa situación. ¿Qué hay en el fondo? Si estamos hablando de jóvenes y adolescentes, salvo los trastornos mentales, o las dificultades de adaptación, están los cambios hormonales (físicos y cognitivos), hay impulsividad, hay estrés académico, hay conductas de riesgo, como el consumo o el abuso de internet, que también hemos estado viendo que tiene una relación directa, hay rupturas amorosas... Hay un conjunto muy amplio de situaciones. Lo que pasa es que el adolescente o joven y también los adultos no saben gestionar en ese momento esa situación estresante que conlleva un gran sufrimiento.
Olga V.: ¿Hay vasos comunicantes entre la inteligencia emocional y cómo se percibe el nivel de satisfacción con la vida?
Joaquim L.: Nosotros, con los estudiantes universitarios y de bachillerato y de otros estudios, hemos visto que hay una relación directa entre inteligencia emocional y satisfacción con la vida. Los estudiantes que comprenden sus emociones, que las regulan adecuadamente y que tienen niveles moderados de atención emocional serían aquellos que estarían más satisfechos con su vida. Si comprendes qué es lo que da lugar a una emoción y sabes cuál es ese antecedente, puedes ver la situación de otra manera, plantearte una posible solución y no reaccionar de manera emocional sin interpretar esa situación.
Olga V.: Por lo tanto, la regulación emocional sí puede ser un factor protector ante el sufrimiento emocional.
Joaquim L.: Sí, el hecho, como decíamos, de tener dominio sobre las emociones y también sobre la situación que las genera y ver las emociones desde otro punto de vista, qué es lo que da lugar a las emociones, no solo fijándonos en los aspectos negativos sino también en los positivos, permite dar una respuesta más adaptativa, porque la inteligencia emocional, y en este caso la regulación emocional, que es uno de los ingredientes más importantes, sería lo que nos ayudaría a utilizar una estrategia adaptativa más relevante. Por ejemplo, imaginemos que un joven o un adulto debe cuidar de su padre, que padece una enfermedad grave. Si nosotros vemos esta situación de manera negativa y pensamos «¡uf! Ahora tengo que cuidar a mi padre o a mi madre, tengo que dejar de hacer otras cosas» y vemos esta situación como una carga, como un aspecto negativo, ¿qué tendremos? Más malestar emocional, viviremos peor esta situación, podemos manifestar rabia e incluso trataremos peor a nuestro padre o madre. En cambio, si nosotros lo vemos desde un punto de vista más positivo, como una oportunidad para cuidar a nuestro padre o madre, que nos ha cuidado cuando éramos pequeños, como una oportunidad para establecer una comunicación que hacía tiempo que no teníamos con nuestro padre, para atenderlo mejor..., ¿qué conseguiremos? Estar mejor, experimentar emociones positivas y, posteriormente, si nuestro padre o madre muere, tener un proceso de duelo más adecuado.
Olga V.: ¿Sería posible diseñar intervenciones psicológicas preventivas para reducir la ideación, el riesgo de suicidio, las autolesiones?
Joaquim L.: Sí, pero debemos tener presente que la conducta suicida es multifactorial, quiere decir que hay muchos factores que están implicados. Nosotros nos centraremos en algunos que consideramos clave en los adolescentes y jóvenes, como sería potenciar los factores de protección o disminuir los factores de riesgo. ¿Qué quiere decir potenciar los factores de protección? Pues centrarnos, como decíamos antes, en la mejora de la regulación emocional y potenciar las razones de vivir, potenciar la actividad física, recuperar actividades gratificantes, mantener el contacto social, si puede ser con actividades, y disminuir los factores de riesgo, como pueden ser la impulsividad, la mala regulación emocional, la culpabilidad, la procrastinación académica, el estrés, etcétera.
Olga V.: Joaquim Puntí, psicólogo clínico y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, y Joaquim T. Limonero, doctor en Psicología, catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona, muchas gracias por haber subido al Vagón de la Ciencia.
Joaquim P.: Gracias.
Joaquim L.: Gracias.
Olga V.: Y vosotros, si queréis saber más, escuchad otro capítulo.
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