Entorno natural y meteorología
Albert Feliu y Antoni Bulbena nos hablan de los beneficios de la práctica de actividad física en entornos naturales frente a la misma práctica en entornos cerrados y de la meteorosensibilidad.

Albert Feliu
Doctor en Psicología de la Salud por la Universitat Autònoma de Barcelona desde el año 2014. Es psicólogo sanitario y biólogo y actualmente es profesor Serra Húnter del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la UAB. El Dr. Feliu ha publicado en colaboración con diferentes grupos e investigadores nacionales e internacionales más de 70 artículos sobre la eficacia clínica, la relación coste-efectividad y los mecanismos neurobiológicos de las terapias cognitivo-conductuales de tercera generación y otros abordajes no farmacológicos en personas con problemas de salud mental y/o dolor crónico. Parte de sus trabajos también se han centrado en la validación de diferentes instrumentos para la evaluación de diferentes constructos relevantes en el campo de la psicoterapia (por ejemplo, mindfulness, decentering, non-attachment, flexibilidad psicológica, felicidad subjetiva, sintomatología depresiva, sintomatología del trastorno límite de la personalidad, etc.).
El Dr. Feliu es miembro del grupo de investigación AGORA (Investigación Psicológica en Fibromialgia y Dolor Crónico ; 2017 SGR 667) y ha liderado diferentes proyectos de investigación en el campo de la evaluación de los efectos clínicos y de los cambios en marcadores inmunoinflamatorios asociados a intervenciones no farmacológicas en fibromialgia y dolor crónico.
El último proyecto de investigación obtenido por el Dr. Feliu es el ensayo clínico On&Out («Cost-utility and immunoinflammatory effects of multicomponente FIBROWALK therapy in online or outdoor format in fibromyalgia: a randomized controlled trial»), financiado por el MICINN (ref. PID2020-117667RA-I00; fechas de ejecución: 2021-2023).
Podéis consultar la producción científica de Albert Feliu en el Portal de Investigación de la UAB.

Antoni Bulbena
Antonio Bulbena Vilarrasa es catedrático de Psiquiatría en la Universitat Autònoma de Barcelona.
Se ha formado en la UAB (Hospital de Sant Pau, Hospital del Mar e Institut Municipal de Psiquiatria d’Urgència). Posteriormente completó durante tres años su formación clínica e investigadora en el Addenbrooke's Hospital de la Universidad de Cambridge.
Actualmente es jefe del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB.
Es el fundador del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones (INAD) del Parque de Salud MAR.
Su descubrimiento principal ha sido la relación existente entre los trastornos de ansiedad y el síndrome de hiperlaxitud articular.
Los temas de investigación que ha desarrollado incluyen: demencia y pseudodemencia, urgencias psiquiátricas, memoria, depresión, consumo de chocolate y carbohidratos, fobias, estrés, fatiga y relaciones entre la biometeorología y las estaciones con la psicopatología.
Asimismo, ha llevado a cabo estudios epidemiológicos de prevalencia e incidencia de trastornos mentales en población general y en poblaciones clínicas. También ha participado en investigaciones de psiquiatría y neuroimagen, en particular sobre las bases cerebrales de la hiperactividad del trastorno de pánico y esquizofrenia.
Es miembro del Consejo Asesor en Salud Mental del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya.
Podéis ver la producción científica de Antoni Bulbena en el Portal de Investigación de la UAB.
Vagón de la Ciencia, un proyecto de la Universitat Autònoma de Barcelona en colaboración con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, mediante la convocatoria de ayudas para el fomento de la cultura científica, tecnológica y de la innovación, y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.
Vagón de la Ciencia
Olga: Esto es Vagón de la Ciencia, el proyecto de la UAB dedicado a la divulgación científica. En esta primera edición, consta de 19 capítulos sobre salud mental y en este nos centramos en el impacto que tienen en el bienestar y en la salud mental el entorno natural y la meteorología. Para ello, nos acompañan Antoni Bulbena Vilarrasa, catedrático de Psiquiatría, director del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universitat Autònoma de Barcelona y fundador del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Parque de Salud MAR.
Olga: Hola, Antoni.
Antoni B: Encantado de estar aquí.
Olga: Albert Feliu Soler, doctor en Psicología de la Salud, profesor del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la Universitat Autònoma de Barcelona y miembro del Grupo de Investigación Psicológica en Fibromialgia y Dolor Crónico de la UAB.
Olga: Hola, Albert.
Albert F: ¡Buenos días!
Olga: ¿En qué medida los factores ambientales nos influyen desde los puntos de vista físico y psicológico?
Antoni B: Pues, está claro que somos seres naturales y, como tales, tenemos un contacto con la naturaleza que nos influye e intercambiamos. Y además, las opiniones, cuando se nos pregunta tanto a alemanes, canadienses, americanos y españoles, las opiniones que damos al respecto es que al menos el 55-60 % estamos convencidos de que la naturaleza, el tiempo, la meteorología, el entorno... nos afectan física y mentalmente. Por lo tanto, contamos que un 60 % opinaríamos claramente que sí.
Olga: Casi todo el mundo tiene claro que los entornos naturales son beneficiosos para la salud física; ¿también inciden en la salud mental?
Albert F: Sí, de hecho, en los últimos tiempos, en los últimos años, han ido apareciendo artículos que indican que las mismas actividades, por ejemplo ejercicio físico, realizadas en un entorno natural son más efectivas para promover no solo el bienestar físico, sino cambios en aspectos relacionados con la salud mental y también promover un estilo de vida más saludable. Es más eficaz si lo haces en un entorno natural que si lo haces dentro de un edificio.
[palabras ininteligibles] incluso mejoras en otros aspectos que quizás son más relevantes como por ejemplo la satisfacción con la vida, la percepción de tener una vida plena... son aspectos que hemos visto que en el Camino [de Santiago] parece que tienen un impacto importante.
Ahora bien, también vimos que, al final, fijaos que hacer el Camino y hacerlo en el entorno natural no deja de ser una experiencia que tiene mucho que ver con ir de vacaciones y no trabajar. En este sentido, sabemos que muchos de los efectos que hemos observado también se solapan o tienen que ver con desconectar del trabajo y hacer vacaciones, que es un aspecto que se sabe que es altamente terapéutico. Básicamente, ahora estamos analizando parte de los resultados que es comparar los resultados de la gente que ha ido a hacer el Camino con gente que ha hecho otras cosas como, por ejemplo, ir de vacaciones que no implicaran ir al Camino de Santiago.
Olga: ¿Y hay muchas diferencias?
Albert F.: En general, el Camino gana, en el sentido de que sí tenemos más efectos. Pero sobre todo es muy interesante, no tanto quizás en depresión, ansiedad, malestar, estrés... no tanto con esto, sino con otros aspectos que son más profundos, que también tienen que ver con la filosofía que hay detrás del Camino, que son aspectos que tienen que ver con identificar qué es lo importante en tu vida. ¿Cuáles son los valores que mueven tu vida? Lo que estamos viendo es que el Camino, de una manera diferencial por ejemplo de unas vacaciones estándar, pues sí tendría mayor capacidad para promover que tengas algo más claro lo que te importa.
Olga: El Camino de Santiago tiene diferentes rutas: el camino francés es el más clásico, son más de 700 kilómetros, pero no todo el mundo puede permitirse caminar durante tantos días para recorrer todo el trayecto. ¿Se ha podido determinar si es necesario un tiempo mínimo de contacto con el entorno natural para que empiece a repercutir positivamente en la salud mental?
Albert F.: En este sentido, los resultados también dan una muy buena noticia porque, al final, en el estudio, pudimos incluir a personas que dedicaban cuatro días a hacer el Camino y también vamos a incluir a personas que se están dos meses caminando. En promedio, los días caminados son alrededor de diez, y con 10 días ya observamos cambios significativos, estadísticamente significativos y de tamaño moderado en algunas de estas variables que comentaba de sintomatología depresiva y ansiosa. Es decir, que con una semanita al menos parecería que basta para reducir alguno de estos aspectos, aunque es verdad que también hemos observado que cuantos más días puedes caminar, también pasaría esto con las vacaciones probablemente, más reducciones en estrés, por ejemplo.
Olga: ¿Y sabéis durante cuánto tiempo perdura este bienestar?
Albert F.: Hemos hecho el seguimiento a los tres meses de haber acabado el Camino y, en general, los efectos, aunque sí hay cierta recuperación esperable (al final uno vuelve del Camino, vuelve a una vida rutinaria y, sin duda, hay una recuperación un poco al estado de antes del Camino), pero hay algunas variables, como por ejemplo esta claridad para identificar qué es lo que te importa o incluso para poder vivir una vida más atenta, más plena, que algunos de estos aspectos siguen aumentando incluso en el seguimiento a tres meses y como si se hubieran hecho cambios que perduran. Y no solo eso, sino que se consolidan, aunque al final es un estudio que sería de tipo observacional, hay muchas limitaciones, pero futuros estudios basándose en este podrán explorar aún más a fondo hasta qué punto estos efectos perduran en el tiempo y de alguna manera son un elemento que cambiará la vida de aquellas personas que lo han hecho, como mucha gente informa que volviendo del Camino dice: «me ha cambiado la vida». Pues ahora tenemos datos que de alguna manera lo avalan, algunos de estos aspectos.
Olga: Hay un montón de dichos y frases populares que hacen referencia a la climatología, que vinculan los factores ambientales a un estado de ánimo. Decimos que «la primavera la sangre altera», que a alguien le ha «dado un aire» o una «ventolera» o que tiene un ánimo «tormentoso»... Antonio, ¿hasta qué punto el tiempo condiciona nuestro estado de ánimo?
Antoni B.: Pues, a diferencia de otros animales, que el tiempo, la meteorología, las estaciones influyen radicalmente en su vida, en nuestro caso no es tan importante. Pero sí hay personas que son meteorosensibles, que más o menos es un 15 % de la población, pongamos hasta un 20 %, y eso pues sí que cada vez tenemos más interés en identificar a estas personas. En el fondo es un privilegio, es decir, el hecho de que tu cuerpo te avise que hará mal tiempo o que hay algunos factores meteorológicos que tú no ves, claro, para muchos animales eso es fundamental para sobrevivir, para nosotros no tanto, pero concretamente en el tema del ánimo, eso tiene más relación con la luz, y efectivamente sí es un tema que es donde quizás tenemos más trabajo por hacer.
Olga: Ahora que hacías referencia a la luz, ¿cuáles son los factores ambientales que más suelen afectarnos?
Antonio B.: Pues están las estaciones, los que tenemos estaciones, eso nos afecta, la estacionalidad. Hay, evidentemente, los meteoros, es decir, la lluvia, el viento, el momento antes de llover... Y últimamente estamos estudiando mucho la contaminación, que también afecta, y estos son básicamente los factores más importantes. Lo que quizás se ha estudiado poco, pero cada vez es más importante, es la luz. Es decir, el sol. Está muy claro que el hecho de no tener una dosis de sol diaria tiene repercusiones en muchas enfermedades y eso ahora se está empezando a estudiar. Hay un mínimo necesario, incluso algunos países recomiendan un mínimo de sol que uno debe recibir. No basta con la vitamina D, debe ser sol directamente.
Olga: ¿El clima al que estamos habituados hace que nos afecten unos factores ambientales más que otros? Quiero decir, ¿quién vive en Cataluña tolera peor muchos días seguidos de cielo encapotado que alguien que ha vivido toda la vida en Inglaterra?
Antoni B.: Es una pregunta para la que no tenemos buenas respuestas, todavía. Pero hay muchos pacientes que tengo que están viviendo en Noruega, Inglaterra, Finlandia... sí les recomiendo directamente que se expongan a la luz como tratamiento. Cuando estudias qué pasa en diferentes países, por ejemplo con el dolor, se ve que hay más sensibilidad hacia el sur de Europa y que lo notamos más. ¿Es que ya se han acostumbrado a ser hiposensibles en el norte? Probablemente. Pero también les pasa. En cambio sí que en el sur tenemos más sensibilidad; al dolor, a lo negativo, pero probablemente también a lo positivo: reímos más.
Olga: ¿Podemos combatir nuestra meteorosensibilidad? ¿Cómo nos entrenamos para que nos afecte menos un día lluvioso o el calor extremo?
Antoni B.: Algunos sí. Por ejemplo, en el tema de la lluvia y de la angustia, que es un área muy importante, las personas con angustia son muy sensibles y eso lo hemos estudiado mucho durante años, notan más muchas cosas. Eso sí que es un factor que se intenta prevenir porque es un tema bastante biológico. Ahora, por ejemplo el tema del calor, cuando hace épocas de calor, vamos a ver que aumenta la agresividad. Obviamente si conseguimos reducir la temperatura, esta agresividad baja. O sea que cada una de las dimensiones de la meteorosensibilidad se puede también aprender y por eso es muy importante estudiarlo.
Olga: Hacíamos referencia al refranero popular, hay muchas creencias ligadas al clima. Si te parece te preguntamos por un par de ellas.
Antoni B.: Vamos allá.
Olga: ¿La luna llena nos afecta?
Antoni B.: Pues esto es un elemento romántico, maravilloso, pero la mayor parte de estudios lo desmienten. Seguramente la luna tiene más valor con el tema de las mareas, de subir y bajar el mar, pero yo lo he estudiado mucho y hay algún estudio reciente que señala que sí, pero, realmente, la mayor parte de estudios son lamentablemente negativos.
Olga: ¿De verdad la tramontana enloquece a la gente?
Antoni B.: Bueno, la tramontana, hay un programa que recuerdo haber hecho con Lluís Llach, decía que durante tres días estimula, pero luego te deja agotado. O sea, es un estimulante que, especialmente a personas con tendencia a angustiarse, les genera angustia y a algunas, incluso, bastante. Pero no es una locura que te haga cambiar lo que pasa. Esto nos liga con otro aspecto que comentaba antes el profesor Feliu, que es que, claro, tiene un valor cultural. Si tú vas al Empordà y dices que la tramontana va mal, te dirán, «Oiga, que a nosotros nos da energía y somos especiales». Por lo tanto, hay que ser muy pulcro a veces con el tratamiento de estas cosas. No, la respuesta es no enloquece, angustia, pero no enloquece.
Olga: Albert Feliu Soler, doctor en Psicología de la Salud, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, y Antoni Bulbena Vilarrasa, catedrático de Psiquiatría y director del Departamento de Psiquiatría de la Universitat Autònoma de Barcelona, muchas gracias por haber subido al Vagón de la Ciencia.
Antonio B.: Gracias a vosotros.
Albert F.: Muchas gracias.
Olga: Si queréis saber más, escuchad otro capítulo.
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