El papel de los suelos en el cambio climático
Investigador

Xavier Domene
Sóc doctor en Biologia per la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) i he realitzat estades postdoctorals a la Universidade de Coimbra (Portugal), Universidade de São Paulo (Brasil), Cornell University (EEUU) i a l’INIA (Madrid). Des del 2008 sóc docent a la Unitat d’Ecologia en Edafologia i Ecotoxicologia i investigador del CREAF. Els meus interessos de recerca són:
- La contenció i reversió de la degradació del sòl, ja sigui en entorns naturals com agrícoles per preservar els seus serveis ecosistèmics.
- La promoció i quantificació de les reserves de carboni del sòl i la gestió d'emissions de GEH per mitigar el canvi global.
- L’estudi d’estratègies innovadores per fer front a l'escassedat esperada de fonts de nutrients minerals.
- L'estudi de la biodiversitat del sòl com a valor i com a eina per gestionar serveis ecosistèmics.
- La promoció de l'estudi de sòls no agrícoles per alimentar altres camps de recerca, com ara l’ecologia, la silvicultura i l'urbanisme.
- La comunicació i la transferència dels beneficis ambientals, econòmics i socials de les pràctiques de gestió sostenible del sòl.
Podeu veure la producció científica de Xavier Domene al Portal de Recerca de la UAB.
Olga V.: Esto es Vagón de la Ciencia, el proyecto de la Universidad Autónoma de Barcelona dedicado a la divulgación científica. En esta segunda edición, los protagonistas son los combustibles fósiles y, en este capítulo, hablaremos del papel de los suelos en el cambio climático. Y, para ello, nos acompaña Xavier Domene Casadesús. Hola, Xavier, bienvenido.
Xavier D.: Hola.
Olga V.: Xavier es doctor en Biología, profesor en la Unidad de Ecología de la Autónoma e investigador del CREAF. Cuéntanos qué impacto se espera que tenga la crisis climática en los sistemas agrícolas y forestales.
Xavier D.: Bueno, lo que esperamos es, básicamente, un efecto: la bajada de la productividad. Y tener bosques menos productivos significa tener menos madera. También estamos viendo que, en los últimos años, la producción agrícola se está estancando e incluso está disminuyendo en algunos puntos del planeta. La previsión para los próximos veinte o treinta años es que la producción caiga hasta el 50 % en alguno de los cultivos principales.
Olga V.: ¡Hay que ver! Entonces la previsión no es muy optimista.
Xavier D.: No, no es muy optimista, pero también debo decirte que esto pasará si seguimos haciendo las cosas mal.
Olga V.: ¿Como las hemos hecho hasta ahora?
Xavier D.: Evidentemente, y por eso quienes estamos implicados en este tema dedicamos nuestro tiempo a convencer a la gente de que se tiene que llevar a cabo este cambio, del que tenemos que decir, si no queremos ser pesimistas, que se está dando.
Olga V.: ¿Qué estrategias de gestión serían necesarias para asegurar la resiliencia y el mantenimiento de estos sistemas agrícolas y forestales y para que la situación mejore?
Xavier D.: Pues, básicamente, existen dos niveles de lucha. Uno sería la mitigación, es decir, combatir las causas de este cambio climático. Y esto significa fomentar que este exceso de CO¿que tenemos en la atmósfera, que la gente que nos escucha ya sabe que es el origen de este cambio climático, se vuelva a capturar en el suelo. Y, por otro lado, habría que reducir el efecto que tiene el suelo de liberar gases de efecto invernadero, no solamente CO¿, sino también metano u óxidos de nitrógeno, que también producen el efecto invernadero. Por medio de la gestión del suelo, los podemos controlar y minimizar.
Olga V.: Entonces, ¿el suelo puede ejercer un papel importante a la hora de regular el clima?
Xavier D.: Absolutamente, porque el suelo es el segundo compartimento que más carbono tiene del planeta. Hay mucho más carbono en el suelo que en la atmósfera. Es un dato que sorprende a la gente, pero que da una idea del potencial que tiene el suelo para retirar ese exceso de CO¿ que tenemos en la atmósfera. He hablado de mitigar el cambio climático. Otra de las estrategias de gestión sería atacar uno de los efectos de este cambio climático, que es tener menos agua. En eso el suelo también presenta un papel: podemos crear suelos que sean más capaces de infiltrar esta agua y retenerla.
Olga V.: Oímos hablar mucho de la crisis climática o el cambio climático, pero también existe un cambio global, un fenómeno complejo que cambia nuestros sistemas naturales. La comunidad científica trabaja para descubrir cuáles son las consecuencias de estos cambios sobre los ecosistemas. ¿Quién o qué provoca este cambio global?
Xavier D.: Fijaos que hablamos de cambio global y no de cambio climático, porque cambio climático siempre ha habido, históricamente, a un ritmo mucho más lento que este cambio que estamos sufriendo ahora. El problema que presenta el cambio global es que está inducido por la actividad humana, sobre todo por la utilización brutal de combustibles fósiles, y nos ha llegado a cambiar el clima más allá de lo que sería natural. Y la actividad principal asociada a estas emisiones es el transporte. Sería prioritario descarbonizar el transporte y, de hecho, es una de las prioridades, al menos en Europa (¡en algún rincón del mundo se está atacando el problema allí donde toca!). Evidentemente existen muchas otras fuentes; pero, como preguntáis cuál es la causante principal, sería esta, según lo que dicen los estudiosos del tema.
Olga V.: Y, para poder llevar a cabo una buena gestión del medio natural, es importante conocer las dinámicas de la biodiversidad y cómo les afecta este cambio global.
Xavier D.: Así es. De hecho, en mi investigación en el CREAF, participo en un proyecto en el que precisamente deseamos hacerlo aquí en Cataluña. Estamos identificando la biodiversidad en los principales hábitats, y lo que vamos a hacer será un seguimiento cada tres años para ver cómo este cambio global que se está dando nos está cambiando estas comunidades. El objetivo es conocer qué hábitats son los más vulnerables y, por tanto, en cuáles debemos actuar para protegerlos y priorizar las medidas para contrarrestar los efectos negativos del cambio. Porque el cambio climático tiene estos efectos que he dicho sobre la producción, que son un problema desde un punto de vista muy humano, pero también presenta unas consecuencias drásticas para la biodiversidad: cambia la distribución de especies, provoca que ciertas especies que estaban en un lugar desaparezcan... Están cambiando un poco los patrones de diversidad del planeta.
Olga V.: Tú estudias el suelo como un sistema natural vivo. ¿Cómo son los suelos agrícolas y forestales que gozan de buena salud?
Xavier D.: Quienes nos dedicamos a los suelos, los edafólogos, establecemos que un suelo tiene buena salud cuando es capaz de proporcionar sus funciones principales. Y de estas funciones nos beneficiamos nosotros, los humanos, y el resto de especies del planeta: la retención de agua, el filtrado de nutrientes, la producción de alimentos, de fibras, etcétera. Un suelo es sano si consigue realizar sus funciones en la máxima expresión. Cualquier disminución en alguna de estas funciones, o en todas, supone una calidad peor. Hay que tener una visión holística del suelo, ver todas estas funciones y no solo fijarnos en una, cuando hablamos de calidad.
Olga V.: ¿Qué pasa cuando los suelos son ricos en carbono? Antes nos decías que hay mucha presencia de carbono en el suelo y de entrada no nos lo imaginaríamos.
Xavier D.: Exacto. ¿Qué pasa cuando un suelo es rico en carbono? Que funciona mucho mejor. De hecho, el carbono en el suelo es el elemento central que mejora un montón de propiedades: estructura, retención de agua, nutrientes... Aumentar el carbono en suelos no solo nos ayuda a mitigar el cambio climático, sino que también nos da suelos más productivos. Y eso se puede decir de forma genérica.
Olga V.: ¿Y se puede hacer algo para que los suelos capturen más carbono?
Xavier D.: Sí, se puede hacer. Se puede hacer cambiando la gestión del suelo. El suelo en el que estamos pensando es sobre todo el de la agricultura, y también en cierto modo el de las pasturas, la ganadería y la gestión forestal. Pero es sobre todo en la agricultura donde incidimos más en el suelo y, con pequeños cambios, podemos conseguir que estos suelos (ahora mismo la agricultura industrial que practicamos genera suelos muy pobres en carbono) retengan mucho más carbono y que cada año, con cada cosecha, tengamos más y más carbono en el suelo, es decir, secuestrar todo este CO¿ en exceso que hay en la atmósfera. De hecho, no sé si tenemos tiempo para comentarlo, pero un ejemplo muy ilustrativo de esto es una iniciativa que tuvo el gobierno francés a partir de una idea muy sencilla: aumentar un 4 ‰ el carbono en suelos agrícolas franceses. Este aumento era el equivalente a contrarrestar todas las emisiones que tenía Francia durante un año. Estamos hablando de un 0,4 %, es decir que, con un aumento ínfimo, tenemos unas consecuencias muy grandes. No estamos diciendo que mitigar las emisiones se pueda hacer de forma muy fácil y que podamos emitir sin ningún límite, sino que el suelo es una herramienta muy potente para ayudar a combatir el cambio climático, con todo el resto de armas de que nos podemos servir.
Olga V.: Ahora comentabas que la agricultura que se lleva a cabo generalmente provoca que los suelos sean poco ricos en carbono. ¿Cómo se puede proteger el suelo?
Xavier D.: Yo, que doy clases de edafología, siempre digo a mis alumnos que una manera de saber que un suelo no se está degradando es no verlo. Es decir, el suelo idealmente no lo tenemos que ver, debe estar cubierto por vegetación o estar protegido por hojarasca. Un suelo que está expuesto nos indica que se ha degradado o que es más fácil que se degrade. El suelo debe estar siempre vivo. Si lo pensáis, en la agricultura convencional, más industrial, el suelo pasa una importante parte del año completamente sin cubierta. El efecto que tiene esto es la disminución de los niveles de carbono y la pérdida de todos estos beneficios que se consiguen con suelos ricos, fértiles y llenos de carbono.
Olga V.: Por tanto, entendemos que las condiciones que tiene un suelo pueden ser reversibles. ¿Se tarda mucho en conseguir revertirlas? ¿Hacen falta cinco, diez años, varias décadas?
Xavier D.: Es una muy buena pregunta. A los alumnos no les gusta, pero respondemos que depende.
Olga V.: Sí, ya lo he descubierto: quien está vinculado a la ecología, sobre todo, suele decir «Depende».
Xavier D.: Exacto. Pero, si nos centramos, por ejemplo, en la transición a la agricultura regenerativa, esa agricultura nueva que sí piensa en el suelo, se dice que la reversión dura, más o menos, entre tres y cinco años. En este tiempo ya empezamos a ver el efecto de este cambio en aumentos en el carbono y la mejora de estas propiedades accesorias que os he comentado: más protección, más retención de agua, etcétera. Es decir, es un proceso relativamente rápido. No es inmediato, pero es posible.
Olga V.: Dedicamos todo un capítulo de Vagón de la Ciencia a la agricultura regenerativa, pero queremos aprovechar para preguntarte qué beneficios puede suponer este tipo de agricultura con relación a la soberanía alimentaria.
Xavier D.: La soberanía alimentaria es una de las ideas que hay detrás del porqué debemos pasar a la agricultura regenerativa. Como os decía, estamos viendo que la agricultura convencional que hemos estado llevando a cabo desde los años cincuenta ya no funciona; las cosechas se están estancando o están disminuyendo. Y la explicación es que esta agricultura no ha tenido en cuenta el suelo y lo ha degradado. Pensad que, en los años cincuenta, los suelos eran fértiles. ¿Qué ha pasado? Aplicando pesticidas y fertilizantes químicos, ¡está claro que cosechábamos más! Era imposible pensar que esto no tuviera que ser así. Sin embargo, ahora los pesticidas y fertilizantes químicos ya no consiguen compensar estos suelos tan empobrecidos. Por tanto, la agricultura regenerativa lo que busca es cambiar esto. Hay que conseguir un vínculo total con la soberanía alimentaria, porque, si no cambiamos las cosas, tendremos menos alimento. Tenemos que hacer esta transición hacia una agricultura más regenerativa.
Olga V.: ¿Qué presencia tiene la agricultura regenerativa en nuestro país?
Xavier D.: La agricultura regenerativa, como tal, es una idea reciente y que básicamente lo que ha hecho ha sido ordenar prácticas que ya sabíamos que eran buenas y ayudar a que nos demos cuenta de que lo que estas prácticas tienen en común, lo que hace que regeneren el suelo y que cosechemos más, es que aumentan, cosecha tras cosecha, la calidad del suelo, no solo en los cultivos, sino en toda la vida que existe alrededor de esos cultivos, porque uno de los principios es no aplicar pesticidas. Por tanto, es un poco el futuro, es hacia donde debería ir la agricultura. Un factor importante, que no he mencionado, es que el gran problema de la agricultura que tenemos hoy en día es la viabilidad económica. Los campesinos no pueden vivir de la agricultura porque existen unos intermediarios que cobran unos precios elevadísimos y porque encima están asfixiados por el elevado precio de los fertilizantes y los pesticidas. Eliminar el gasto de pesticidas y fertilizantes permite hacer más viables económicamente las explotaciones y también va a favor de la seguridad alimentaria. Si no tenemos campesinos, tampoco tendremos seguridad alimentaria.
Olga V.: Y, más allá de la agricultura regenerativa, ¿qué se puede hacer para reducir la vulnerabilidad de los ecosistemas agrícolas y forestales?
Xavier D.: Bueno, hay muchas gestiones que van a favor de aumentar la resiliencia de estos ecosistemas, pero la palabra regenerativa me gusta porque no ata a nada. Son un conjunto de prácticas que funcionan tanto en el ámbito agrícola como el forestal o de pasturas. La idea que existe detrás es que tenemos que realizar las cosas de tal modo que no solo no degrademos el suelo, sino que lo mejoremos, y eso es la garantía de que tendremos alimentos y de que estamos empezando a mitigar el cambio climático.
Olga V.: Pues confiamos en que eso no ocurra de forma excepcional, sino en todas partes. Xavier Domene, doctor en Biología, profesor de la UAB e investigador del CREAF, muchas gracias por haber subido al Vagón de la Ciencia.
Xavier D.: A vosotros.
Olga V.: Y, si queréis saber más, escuchad otro capítulo.
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