Salut mental y creatividad
Autora: Dra. Neus Vidal Barrantes
Autora
¿La asociación entre la creatividad y los trastornos mentales es solo un mito?
Desde el inicio de la cultura occidental, se ha explorado la idea de que la creatividad está ligada a diversas formas de locura. De hecho, Séneca, cuando escribió «Nunca nadie ha esculpido, modelado, construido o inventado nada que no fuera para, literalmente, salir del infierno», tenía la creencia de que los estados mentales alterados son el motor y el precio que las personas pagan por una elevada creatividad. La observación popular de que una gran proporción de personas con una creatividad excepcional (genios) han sufrido trastornos mentales ha sido corroborada por estudios científicos denominados estudios psicobiográficos, que examinan los datos biográficos, los informes clínicos, los escritos propios y las descripciones de otras personas, con el fin de detectar la presencia de alteraciones relevantes e identificarlas aplicando los criterios clínicos de un trastorno mental. Esta metodología ha permitido establecer que muchas personas que han realizado aportaciones cruciales a la historia de la humanidad en ámbitos muy diversos (científicos, técnicos, artísticos, etc.) sufrían, efectivamente, diversos trastornos.
Un gran número de eminentes compositores de música clásica (Chaikovski, Mahler, Chopin, Schumann o Händel, entre otros), músicos no clásicos como Charlie Parker, Charles Mingus o Kurt Cobain y pintores como Miquel Ángel, Vincent van Gogh, Paul Gauguin, Ernst Kirchner, Georgia O'Keeffe o Jackson Pollock padecían diversos tipos de trastornos afectivos, como depresión y trastornos del espectro bipolar. El espectro bipolar comprende una amplia gama de alteraciones, más o menos graves, en las que la alteración afectiva implica tanto estados de tipo depresivo como estados de euforia y activación excesiva, habitualmente seguidos por una depresión. La prevalencia de trastornos afectivos depresivos y bipolares ha sido muy bien estudiada y es especialmente elevada en escritores que hicieron cambios radicales en el lenguaje creativo de la poesía, la dramaturgia y otras formas de expresión escrita (por ejemplo, Lord Byron, Antonin Artaud, Victor Hugo, Charles Baudelaire, Samuel Coleridge, T. S. Eliot, Friedrich Hölderlin, John Keats, Edgar Allan Poe, Walt Whitman, Arthur Rimbaud, Rainer Maria Rilke, Cesare Pavese, Anne Sexton, Sylvia Plath, F. Scott Fritzgerald, Virginia Woolf, Hermann Hesse y Eugene O'Neill). Filósofos como Descartes, Schopenhauer y Kant y científicos como Copérnico, Faraday, Ampère, Mendel, Darwin, Pascal y Einstein presentaban también criterios clínico-diagnósticos de diversas formas de trastornos mentales, incluidos los trastornos del espectro de las psicosis, abanico de alteraciones caracterizadas por distorsiones en la percepción de la realidad, que pueden presentarse como experiencias relativamente leves y transitorias o adoptar formas graves con tendencia a ser crónicas, como la paranoia y la esquizofrenia. Como se puede observar, en estas listas la presencia femenina es muy escasa. Naturalmente, esto no se debe a que no haya habido mujeres con una creatividad eminente, es decir, mujeres genios, sino que refleja el hecho histórico de que a las mujeres no se les ha permitido recibir educación ni participar en la sociedad hasta hace realmente muy poco. Es importante darnos cuenta de ello porque sería un grave error concluir que no ha habido mujeres genios que hayan cambiado la humanidad; este vacío solo se debe a un terrible agravio histórico.
Otros estudios psicobiográficos y epidemiológicos modernos han comparado a personas que realizaban actividades creativas o eran consideradas por otras como altamente creativas (sin llegar a ser genios) con personas cuya creatividad era media o convencional (con niveles socioculturales, educativos y de inteligencia parecidos) y han llegado a la conclusión de que las personas consideradas altamente creativas presentaban una mayor prevalencia de trastornos mentales, así como también más creatividad y más trastornos mentales entre sus familiares. Por consiguiente, varias metodologías de estudio tienden a coincidir en los resultados, si bien la definición y la medida de la creatividad son en sí mismas una tarea realmente compleja.
¿Cómo puede ser que la creatividad se asocie a un trastorno mental?
Aparentemente, parece una paradoja que un trastorno mental pueda estar relacionado con una capacidad tan positiva como la creatividad, caracterizada por la agudeza, la originalidad y la flexibilidad mental. De hecho, cuando las personas sufren de manera aguda los síntomas graves de una depresión (tristeza, abatimiento, enlentecimiento físico y mental o desmotivación), de un episodio maníaco (euforia anormal, hiperactividad exagerada, desorganización del pensamiento, etc.) o de un episodio psicótico (por ejemplo, alucinaciones, ideas delirantes –falsas– sobre la realidad, desorganización del pensamiento o conducta caótica) no pueden ser muy, o más bien nada, creativas. Estas alteraciones les impiden hacer vida normal.
La conexión descrita entre la creatividad y los trastornos mentales no se basa en el sufrimiento del trastorno en sí mismo, sino en el hecho de que hay factores biológicos y psicológicos que son comunes a la creatividad y a ciertos tipos de temperamento y personalidad del amplio repertorio de formas de ser de los humanos, que serían la expresión más leve de los trastornos de los espectros afectivo y psicótico. Dicho de otra manera, si se entienden los trastornos mentales meramente como el reflejo de una enfermedad cerebral, es difícil concebir que puedan tener ningún tipo de ventaja, pero si entendemos que los trastornos mentales son el punto más extremo de disfunción de un amplio abanico de variaciones en rasgos de personalidad y del equilibrio de factores de riesgo y factores de protección (genéticos, hormonales, neuroquímicos, familiares, sociales, culturales, etc.), entonces sí es posible entender que hay un continuo de variación muy extenso entre la salud y los diversos tipos de trastornos mentales, y que puede haber factores positivos asociados a ciertos rasgos que no son patológicos en sí mismos. Un ejemplo útil es el rasgo temperamental de alta ansiedad. Hay gente que es nerviosa, ansiosa, pero eso no supone que tenga un trastorno mental de ansiedad, aunque la hace más proclive a experimentar síntomas de ansiedad y, en condiciones adversas, un trastorno de ansiedad. La ansiedad tiene una función necesaria y adaptativa, si se encuentra en un rango leve o moderado, ya que agudiza la detección del peligro y nos activa para combatirlo. Pero si el rasgo de ansiedad es demasiado elevado y la persona ha vivido situaciones de amenaza, este rasgo se puede volver rígido, perjudicial y perder su valor adaptativo.
Actualmente, la investigación apunta a diversos factores comunes entre creatividad y trastornos mentales. Un elemento esencial de la creatividad es el pensamiento divergente: la capacidad de asociar ideas aparentemente muy desconectadas y así dar lugar a un resultado nuevo e inesperado. Habitualmente, nuestra atención filtra de manera muy rigurosa cuanta información puede pasar de la memoria y el pensamiento no consciente a nuestra conciencia, dado que podemos atender muy pocos datos a la vez. Por ejemplo, si pensamos en una cosa y nos viene otra idea a la cabeza a menudo perdemos el hilo de la primera. El hecho de tener unos filtros atencionales más laxos (llamados técnicamente desinhibición cognitiva) permite que un volumen más elevado de información no consciente aparezca de manera inesperada en la esfera consciente. Ciertas irregularidades en la dopamina, sustancia que sirve para la comunicación entre las neuronas (células cerebrales), predisponen a que estos filtros atencionales sean más laxos. Si la persona tiene buena memoria de trabajo (la capacidad de manipular y controlar la información en la «pizarra mental») podrá utilizar positivamente esta información inesperada y desenredada y hacer un producto creativo. Si el grado de desinhibición cognitiva es demasiado elevado o la memoria de trabajo no es lo suficientemente buena, esta irrupción de material inesperado puede resultar desconcertante, generar desorganización del pensamiento y disparar procesos mentales patológicos.
Por otro lado, el rasgo temperamental de alta necesidad de búsqueda de novedad es también un factor común entre creatividad y trastornos mentales. Así, una elevada motivación por la novedad hace que las personas disfruten de la curiosidad, sean abiertas mentalmente a ideas no convencionales y busquen estímulos diferentes y poco habituales, lo que nutre su «biblioteca» de datos que pueden pasar a la conciencia y ser la materia prima del pensamiento divergente. Al mismo tiempo, un exceso de búsqueda de novedad (seguramente, en combinación con historias personales de falta de seguridad) puede potenciar comportamientos temerarios, como el abuso de sustancias, y convertirse en un riesgo para el desencadenamiento de mecanismos subyacentes a los trastornos mentales.
Las personalidades relacionadas con los espectros de los trastornos afectivos y las psicosis son las que han estado más asociadas a experimentar una ventaja creativa. Estos rasgos de personalidad se encuentran ampliamente distribuidos en la población general en grados muy diferentes y, si bien suponen un riesgo estadístico de desarrollar un trastorno si se dan otros factores de riesgo, en la mayoría de las personas esto no ocurre.
Así pues, el vínculo observado a lo largo de la historia entre la creatividad y los trastornos mentales derivaría de estos factores comunes biológicos, cognitivos y emocionales que caracterizan tanto la creatividad como ciertos perfiles de personalidad relacionados con los trastornos afectivos y psicóticos. La asociación, pues, no es directa con los estados de alteración mental. Por eso es fácil conocer a personas con trastornos mentales graves que habían mostrado una elevada creatividad antes de que los síntomas se convirtieran en graves y crónicos o que la expresan solo cuando sufren episodios leves.
El llamado temperamento ciclotímico se caracteriza por variaciones de cierta intensidad en el estado de ánimo, la energía y la motivación, y se asocia a puntuaciones elevadas en tareas de creatividad. Las personas con temperamento ciclotímico describen periodos de percepción agudizada, alta capacidad de combinar ideas de manera innovadora, energía mental elevada y autoconfianza en sus ideas. Este estado puede facilitar la creatividad y, de hecho, se parece mucho a lo que numerosos creadores han descrito como la fase de inspiración. Por otro lado, en periodos de menos activación y tendencia a la autocrítica, las personas con temperamento ciclotímico describen que es cuando «aterrizan» todas las ideas generadas en momentos de alta intensidad y las pulen para hacer realmente un «producto» creativo, es decir, comprensible para los demás en cierto modo y con utilidad.
Un ámbito de estudio muy interesante es entender cómo diversos tipos de personalidad pueden favorecer más especialmente ciertas formas de creatividad. Por ejemplo, se ha propuesto que las personalidades relacionadas con el espectro bipolar, caracterizadas por una sensibilidad emocional agudizada, pueden tener más facilidad para la creatividad artística. En cambio, se ha postulado que los rasgos de personalidad del psicoticismo, relacionados con el espectro de la psicosis y caracterizados por una cierta distancia social, una conducta poco convencional y percepciones y pensamientos inusuales, podrían contribuir a desarrollar perspectivas muy diferentes de las habituales, del «sentido común», y hacer posible concebir ideas aparentemente extrañas que pueden, en realidad, representar una nueva manera de entender y hacer las cosas. Estos elementos serían clave para la creatividad en ámbitos como, por ejemplo, la ciencia, la filosofía y la técnica.
Una hipótesis de trabajo muy interesante expone que, en cierto modo, los trastornos mentales, como la bipolaridad y las psicosis, podrían ser el producto evolutivo de un largo proceso de ensayo y error en la generación de creatividad en nuestro cerebro. Así, el desarrollo de diversos tipos de creatividad habría supuesto la generación de estilos de percepción, cognición, pensamiento, emoción y conducta que, en determinadas formas extremas, sería lo que observamos en forma de estados mentales alterados. Dado el gran valor de la creatividad para la especie humana, estos diseños cerebrales se habrían retenido en nuestra información genética, lo que explicaría en parte por qué la prevalencia de estos trastornos mentales no se reduce, aunque las personas que presentan sus formas graves acostumbran a tener menos descendencia.
El grupo de investigación Interacción Persona-Ambiente en Salud Mental de la UAB, liderado por la doctora Neus Vidal Barrantes, se ocupa del estudio de la conexión entre la creatividad, ciertos tipos de personalidad y de sensibilidad emocional y los factores genéticos y ambientales que pueden condicionarla. Nos gustaría que la información de esta audioguía te sirviera para pensar si tú o las personas de tu entorno más cercano que puedan tener algunos rasgos de personalidad o un trastorno mental de los espectros afectivos y psicótico tenéis una forma particularmente creativa de pensar o de realizar algunas actividades. Además, ¿crees que utilizas a tu favor esta originalidad? Por ejemplo, ¿aprovechas ciertas ideas inusuales para crear cosas que los demás puedan ver como originales o las descartas porque te parecen extrañas y crees que serán criticadas? ¿Has podido encontrar aficiones o un camino profesional en el que tus «excentricidades» sean en realidad un valor añadido? A veces, nos esforzamos mucho en cambiar nuestra forma de ser si no encaja en los modelos normativos y socialmente bien valorados, cuando quizás algunas características menos habituales, en los contextos adecuados, pueden ser bien valoradas y ventajosas.
El grito, el cuadro mundialmente conocido de Munch, se originó en una experiencia alucinatoria que transformó un proceso creativo de 18 meses en una obra maestra del expresionismo. El propio autor describió en su diario la experiencia inicial:
«Iba caminando con dos amigos por el paseo. El sol se ponía. El cielo se volvió de pronto sangriento, y sentí algo próximo a la melancolía. Me paré, exhausto me apoyé en la baranda. Sobre el fiordo azul oscuro y la ciudad colgaban nubes de sangre ondulada, goteante. Mis amigos continuaban su marcha y yo seguí detenido en el mismo lugar, asustado, con una herida abierta en el pecho. Un grito infinito desgarró toda la naturaleza.»
Neus Vidal Barrantes
La Dra. Neus Barrantes Vidal (Barrantes-Vidal en publicaciones) obtuvo su doctorado en la UAB (premio extraordinario), hizo un máster en el Hospital Clínic de Barcelona y es especialista en psicología clínica.
Es catedrática del Departamento de Psicología Clínica y de la Salud de la UAB y la investigadora principal del grupo de investigación Interacció Persona-Ambient en el risc i la resiliència per a la salut mental de la UAB, reconocido por la Generalitat de Catalunya como grupo de investigación consolidado. Ha recibido financiación de varias agencias de investigación y ha liderado varios proyectos interdisciplinarios dentro de su programa de investigación «Una aproximación integradora al estudio de la psicosis». Su grupo investiga la interacción entre el genotipo, las características de la persona y el ambiente psicosocial que lo rodea en la configuración de diferentes vías y mecanismos del riesgo y la resiliencia hacia la expresión de la psicosis.
Su trabajo se ha centrado en las dinámicas de los síntomas clínicos y subclínicos y las interacciones persona-ambiente en la vida real, utilizando las tecnologías móviles para mapear los procesos mentales dinámicos y obtener medidas ecológicamente válidas. Además, también está interesada en la relación que existe entre la creatividad y ciertos perfiles psicológicos, incluyendo los rasgos de personalidad del espectro de las psicosis y de los trastornos afectivos, así como en la aplicabilidad clínica de los resultados de la investigación. Para finalizar, actualmente lleva a cabo proyectos dirigidos a comprender cómo las diferencias individuales psicológicas y genéticas en la sensibilidad de las personas a los factores del ambiente psicosocial contribuyen tanto al riesgo como a la resiliencia de un amplio abanico de formas de trastornos mentales.
Ha sido reconocida dos veces con el premio ICREA Academia de investigación otorgado por la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) de la Generalitat de Catalunya. Es miembro de la red de investigación en salud mental del Ministerio de Sanidad (CIBERSAM) y de diversos consorcios internacionales de investigación sobre las psicosis y la creatividad. Fue adjunct associate profesor en el Departamento de Psicología de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro (EE.UU.) durante un sexenio.
Podéis consultar la producción científica de Neus Vidal Barrantes en el Portal de Investigación de la UAB.