Una liberación masiva de CO2 de los océanos favoreció el fin de la última glaciación
12/02/2015
Los niveles atmosféricos de CO2 fluctúan entre unas 185 partes por millón (ppm), a lo largo de los períodos glaciares, y unas 280 ppm en los periodos interglaciares, más cálidos. El estudio muestra que el carbono almacenado en el fondo de los océanos del hemisferio sur fue liberado a la atmósfera coincidiendo con el final de la última época glacial, hace unos 15.000 años, provocando un aumento de las concentraciones de CO2 y un incremento global de las temperaturas.
El descubrimiento aporta nuevos conocimientos sobre cómo los océanos influyen en el ciclo del carbono y en el cambio climático. Los océanos almacenan unas 60 veces más carbono que la atmósfera, pero este carbono puede ser intercambiado rápidamente, en términos "geológicos", con la atmósfera.
El doctor Miguel Ángel Martínez Botí, investigador de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y codirector del estudio, afirma que "la magnitud y velocidad de estas variaciones periódicas en el CO2 atmosférico a lo largo de los ciclos glaciales sugiere que los cambios en el almacenamiento de carbono en los océanos influyen de manera importante en las variaciones naturales del CO2 atmosférico ".
El otro codirector del estudio, el investigador de la Australian National University (ANU) y antiguo investigador del ICTA (Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales) de la UAB, Gianluca Marino, destaca que "se han encontrado concentraciones muy elevadas de CO2 disuelto en las aguas superficiales del Océano Atlántico Sur y del Pacífico Este que coinciden con incrementos en el CO2 atmosférico al final de la última era glacial, lo que sugiere que estas regiones actúan como fuentes de CO2 de la atmósfera. Nuestros descubrimientos apoyan la teoría que afirma que una serie de procesos que operan en el sector sur de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, la región llamada Océano Sur, cambiaron las cantidades de carbono almacenado en las aguas más profundas. Cuando la comunicación entre estas aguas y la atmósfera es limitada, el carbono queda bloqueado en las zonas abisales, lejos de la atmósfera, durante todo el período glacial. Y en los períodos interglaciales cálidos pasa todo lo contrario."
Para llegar a estas conclusiones, el equipo internacional ha calculado el contenido en carbono de las aguas a lo largo de los siglos mediante el estudio de la composición química de las conchas calcáreas de antiguos organismos marinos que habitaban la superficie del océano hace miles de años, y que ahora yacen bajo el lecho marino. Los investigadores analizaron cientos de pequeños organismos recogidos en dos campañas: en un punto del Océano Atlántico Sur a medio camino entre el Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza, a 3800 metros de profundidad, durante una campaña del buque oceanográfico Polarstern; y frente a la costa de Ecuador, a una profundidad de 2200 metros, a bordo del buque oceanográfico JOIDES Resolution del International Ocean Discovery Program.
Gavin Foster, coautor de la investigación e investigador de la Universidad de Southampton, comenta: "de la misma manera que los océanos han almacenado alrededor del 30% de las emisiones de combustibles fósiles generados por nuestra actividad a lo largo de los últimos 100 años, estos nuevos datos confirman que las variaciones naturales del CO2 atmosférico entre los diferentes periodos glaciares e interglaciares son provocadas por grandes cambios en la cantidad de carbono almacenado en los océanos."
Para Patrizia Ziveri, profesora de investigación ICREA en el ICTA de la UAB y coautora de la investigación, "estos resultados ayudarán a entender mejor la dinámica de la acumulación de CO2 generado por el ser humano en la atmósfera, dado que el océano es un importante sumidero de carbono y la mayor reserva de este elemento de todo el planeta".
Mientras que estos nuevos resultados apoyan un papel primordial de los procesos en el Océano Sur en estos ciclos naturales, los científicos advierten de que todavía no se conoce la historia completa, el resto de procesos que operan en otras partes del océano, como puede ser el Pacífico Norte, y que podrían tener también un papel importante en la variación del CO2 atmosférico.